La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Los listillos

 

Todos conocemos a alguno. Están siempre al acecho. En las interminables sobremesas de las comilonas familiares, agazapados en las trincheras de la oficina y hasta en la sala de espera del ambulatorio, ocultos entre los pensionistas y sus males crónicos. Son los listillos. Los que saben de todo. Hace poco escuché a un tipo, por supuesto lego en la materia, discutirle a todo un catedrático de Derecho el espíritu y la letra de una laberíntica ley. Con un par. A ver quién era el catedrático para explicarle a él lo que dicen los libracos legales. Y quien habla sin rubor de derecho también puede pontificar sobre física cuántica, arquitectura, gastronomía de vanguardia, ingeniería, bioquímica o pesca submarina. Ya puestos, estos sabihondos le explicarían al padre de Zipi y Zape cuatro cosas sobre los fundamentos de la colombofilia.

Luego tenemos a los culturetas, claro, que son unos listillos especializados, más que … Seguir leyendo

El timo de la niña cantora

Los chinos nos la han colado. La primera en la frente. En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín se presentó en el estadio ese del Nido del Pájaro (o como se diga) a una linda niña cantora que, según hemos descubierto ahora, estaba en realidad haciendo playback, como si fuese una triunfita cualquiera. Resulta que la auténtica intérprete estaba oculta entre bambalinas porque sí, tenía una voz preciosa, pero su «cara regordeta» y sus «dientes torcidos» no eran adecuados para presentar a la tonadillera como la «imagen correcta» de China ante el planeta. Estamos apañados. La guapita de cara tiene nueve años y se llama Lin Miaoke, y la que puso las cuerdas vocales es Yang Peiyi, de siete años, que tampoco es tan fea, la pobre, sólo tiene un par de mofletes algo orondos y los piños un poco cada uno a su … Seguir leyendo

Blogs de papel

josepplafoto.gifAntes del blog, claro, ya existía el blog. Era de papel. A menudo manuscrito. Y los había hermosísimos. Qué es si no El cuaderno gris, de Josep Pla, que la fundación que lleva su nombre ha convertido en una preciosa bitácora digital: elquaderngris.cat/blog/, publicando cada día la entrada correspondiente a la misma jornada de hace noventa años (nos lo contó el sábado Pablo González en el suplemento Culturas de La Voz). El catalán original se deja leer bastante bien (uno, como presumía Aznar, parla català en la intimidad, será porque el menda estuvo un par de años en Barcelona, subiendo el barrio de Gràcia a mano derecha, en la calle Perill, o sea del Peligro). El cuaderno es el dietario de dietarios. La invención misma del dietario.

Otros blogs de papel, o blogs antes del blog, son los Dietarios del gran Pere Gimferrer, las Greguerías de … Seguir leyendo

La resurrección del emepetrés

Salvando, amigo Christian, las enormes y obvias distancias entre estas cutres farrapadas y aquella lección diaria de periodismo literario titulada Á marxe, esto del emepetrés me está recordando las deliciosas historias que nos contaba Carlos Casares sobre su gato Samuel. Lo digo únicamente porque el artilugio de marras se empeña en aparecer una y otra vez en este rincón bloguero de La Voz, como aquel felino, que asomaba de vez en cuando sus mostachos por la contraportada del periódico y que, gracias al talento narrativo de Casares, siempre nos dejaba con una sonrisa en los labios. Y en el cerebro.

Bueno, pues el emepetrés, que dábamos por difunto en pasados episodios, ha resucitado, aunque sólo sea parcialmente. Me explico. La presunta defunción se produjo por la salida al espacio exterior de esa ruedecita que tienen estos aparatos para ir pasando las canciones. De tanto andar saltando de … Seguir leyendo

El pequeño chamarilero

Iba a escribir un comentario para responder a Prometeo, pero, como casi siempre, la cosa se me ha ido de las manos y he acabado perpetrando un post, aunque, por supuesto, no es que uno tenga muy claro tampoco dónde termina un comentario y empieza un post, si es que esas fronteras de género (de género literario, que no se me irrite Bibiana) tienen algún sentido hoy en día. Bueno, a lo que íbamos. Prometeo, yo también practicaba de niño ese entrañable oficio de chamarilero: iba por la calle recolectándolo todo, para desesperación de mi madre, que asistía atónita al espectáculo del niño trapero que luego transportaba su fardo de objetos inútiles hasta la casa, convertida en una improvisada cacharrería. Recogía palos, hojas secas, caracoles, engranajes, tuberías, relojes rotos, insectos, qué sé yo, todo tipo de artilugios y estrafalarios seres vivos. Cuando iba a la playa de Riazor … Seguir leyendo