La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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La rebelión de los ricos

Es una estampa clásica. Una barricada. Contenedores en llamas. Un encapuchado intercambia golpes con un policía. Uno de ellos representa los intereses de las élites económicas y sociales; y el otro, en cambio, lucha como buenamente puede por los derechos de la clase trabajadora. Si la fotografía es en blanco y negro y está fechada, pongamos por caso, en los últimos años del franquismo, está claro el reparto de papeles: el obrero reclama justicia y democracia y el gris empuña su porra para defender la continuidad de la dictadura.

Pero si la imagen, es un suponer, la toma Albert Gea la madrugada del 16 de octubre del 2017 en el paseo de Gracia, tenemos que enfocar muy bien para discernir. Los Mossos d’Esquadra cargan contra un grupo de jóvenes airados y embozados que arrojan vallas, bengalas, piedras y botellas contra los policías en señal de protesta por la … Seguir leyendo

Saudades de Barcelona

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Quienes echamos tanto de menos ir al cine y al teatro como las personas normales hasta echamos de menos, como contó Miguel-Anxo Murado, la forma que teníamos antes de no ir al cine, que consistía en que alguien nos explicase adornándose de qué iba la película en cuestión. Entre los extraños vicios que cultivamos los nostálgicos del cine y el teatro está la manía de leer las reseñas de nuestros críticos de cabecera para vislumbrar qué veríamos si algún día volviésemos al cine o al teatro. Con esa curiosidad patológica leemos a Marcos Ordóñez, un sabio cronista de los escenarios y un escritor al que ya adoramos desde sus libros sobre las agitadas biografías de Perico Vidal o Ava Gardner.
Ahora regresa con Juegos reunidos (Libros del Asteroide), un volumen difícil de encasillar en un solo género, que navega entre la autobiografía y el relato fragmentario. Ordóñez … Seguir leyendo

Gaziel, el cronista de la Barcelona mínima

Cuenta Enric Juliana una escena dramática, que retrata con un fogonazo la posguerra (y, por elevación, la historia de este vapuleado país). Transcurre en Lisboa, en la rúa Garrett, un domingo de abril de 1954. Se cruzan en la calle el filósofo madrileño José Ortega y Gasset y el periodista barcelonés Agustí Calvet Gaziel. Son dos de las mentes más brillantes de su generación. Relata Juliana que se conocen y, alguna vez, charlan. Pero ese domingo de exilio, hacia la una de la tarde, el periodista-filósofo y el filósofo-periodista no se dirigen la palabra: «Los dos hombres de la rúa Garrett se cruzan sin saludarse». «Todo se ha perdido. España es un erial y ambos se han convertido en espectros», sentencia Juliana.

Para no repetir la escena de esa España que se ignora a sí misma, que solo lee su propia epidermis, hay que zambullirse en Ortega, claro, pero … Seguir leyendo

Con Vila-Matas y Montano

Como el papel tiene sus limitaciones y algunos buenos amigos me han comentado que les había gustado la entrevista, dejo aquí la versión íntegra de la charla que mantuve con Enrique Vila-Matas esta semana en A Coruña. Un enorme placer, claro.

—Se reedita, diez años después, «El mal de Montano» en Seix Barral, el primer libro español que ganó el premio Médicis…
—Es el libro más premiado de los míos, ha tenido cinco premios, entre ellos el Herralde, el Nacional de la Crítica y el Médicis al mejor libro extranjero publicado en Francia, que yo creo que es el más importante de todos los que he recibido en mi vida. Ahora he tenido con Dublinesca el Premio Cunhambebe de Literatura Extranjera en Brasil, que es el Médicis brasileño y que tiene un gran mérito por los finalistas que había.

—Estaban algunos de los grandes: Roth, DeLillo, Vargas Llosa…
—Supongo … Seguir leyendo

Vila-Matas: «De haber hecho cine, me habría parecido a los Coen»

En su última novela, , Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) salta de Dublín a América en la enésima vuelta de tuerca del autor a su obra única.
—Después del «salto inglés» de «Dublinesca» ahora emprende una especie de «salto americano».
—Se puede decir también que de la Odisea dublinesa (Ulises) he ido a parar a mi barrio de Barcelona (Ítaca), porque es en ese barrio poco conocido de mi ciudad (la calle Buenos Aires y alrededores), donde suceden gran parte de los hechos que narra mi novela.
—Digo lo del «salto americano» porque también hay aquí una atmósfera del cine de los hermanos Coen, de esa capacidad que tienen de hallar y de narrar lo asombroso (y a veces lo monstruoso) en medio de lo cotidiano, que precisamente es otra clave de su obra.
—Para ciertos momentos de la novela tuve presente  de los Coen. Un «salto americano» en la calle … Seguir leyendo