La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Agitado, no mezclado

Este verano viene agitado –pero no mezclado, matizaría 007 aferrado a su martini- por la fiesta jolgorio que han montado bancos, banqueros y bancarios con las finanzas mundiales en general y las españolas en particular. Pensaba ingenuamente el rostro pálido que los bancos eran los lugares donde se guardaba la pasta de unos para prestársela luego a otros con ciertas virguerías contables por medio, pero resulta que lo que se custodiaba en estas lúgubres y blindadas casonas no eran fajos de billetes, sino agujeros. Redondos, contantes y sonantes como los inexistentes euros. La colección de cráteres, hoyos, buratos y simas suma a ojo un diámetro de cien mil millones de euros. Los mismos tipos que cavaron esa fosa de la Marianas con sus manos y sus bolsillos, o sea, los banqueros y los políticos (cargo que paradójicamente en algún caso incluso ha coincidido en el mismo avispado individuo) se afanan … Seguir leyendo

El increíble horario menguante

El horario de verano es una innovación sin precedentes en el sistema laboral que no hay que confundir, pese a su asombroso parecido, con las vacaciones. Son casi lo mismo, pero con matices. En vacaciones uno, directamente, no va a trabajar. En el horario de verano uno tampoco va a trabajar, solo que indirectamente: el afortunado usuario de la llamada jornada continua sale de casa, entra en la oficina, ficha, se lleva al compañero a tomar café, vuelve a recoger la chaqueta de la silla, apaga el ordenador y a casita. Es lo mismo, pero con un rodeo. El horario de verano consiste, en esencia, en que como hace calor y a la peña no le apetece trabajar, pues se llega a un acuerdo salomónico entre la parte contratante y la parte contratada: se entra más tarde y se sale antes, para no abusar, que el termómetro está desatado y … Seguir leyendo

Los bárbaros del norte ya están aquí

Los alemanes son esos señores de bigote y bermudas infumables (la prenda, no los alemanes) que se pasean en chancletas por el Obradoiro como si estuviesen a punto de expropiar la catedral de Santiago (Códice Calixtino incluido) para saldar a las bravas el pufo multimillonario que parece ser que tenemos con el Bundesbank o el Deustchenosequé. Se creen estos tipos estirados y pagados de sí mismos que por habernos puesto una autopista, un aeropuerto y un paseo marítimo en cada esquina del país tienen los mismos derechos que ejercía aquel oficinista con manguitos de la posguerra que ponía piso con jaula de periquitos a su amante estrábica.
Al alemán, ya lo dijo Woody Allen, le enchufas un disco de Wagner y le entran unas ganas locas de invadir Polonia. Ahora han adquirido algo más de modales y ya no aterrizan al ritmo de la Cabalgata de las Seguir leyendo

Dinosauria we

Nunca llegamos a sospechar que cuando el gran Bukowski escribió este formidable Dinosauria We, en realidad anticipaba el paisaje después de la batalla en que se convertirá Europa cuando Merkel, Rajoy, Van Rompuy y otros cráneos privilegiados completen su proyecto suicida. Por eso hay que volver siempre a Bukowski, a sus grandes verdades, hermosas y violentas como escupitajos. Y, sobre todo, a su poema sobre esos dinosaurios en vías de extinción que somos ya todos nosotros.… Seguir leyendo

En el vientre de la ballena

Ya estamos a salvo. Ya no nos zarandea el oleaje furibundo de la parte líquida del mundo. Por un módico precio (100.000.000.000 euros) la señorita Rottenmeier y sus primos de Bruselas nos han rescatado, digo, nos han prestado un dinerillo en condiciones ventajosas. Ya no estamos en alta mar, bajo las lluvias desatadas, nadando a contracorriente y buceando en el corazón de la tempestad. Estamos confortablemente a cubierto bajo las faldas de la mesa camilla de la burocracia. A resguardo de mares arbolados.

Estamos en el vientre de la ballena, que nos ha engullido junto a la marea resacosa de ladrillos, pufos, preferentes, astillas y esputos contables. No es Moby Dick. Ya molaría. Este bicho viste alma de funcionario y manguitos de oficinista. Nada de épica. Tampoco se está tan mal aquí dentro. Con un simple fósforo incluso podemos escudriñar la arquitectura de la osamenta del cetáceo. Ya solo … Seguir leyendo