La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Irlandas

Los antiguos coruñeses, a los que se la traía al pairo la curvatura de la Tierra y demás vainas de la física, contaban que si uno se encaramaba a lo alto de la Torre de Hércules en un día despejado y aguzaba la vista podía contemplar los acantilados de Irlanda. Muchos años después Luis Seoane confirmó la teoría, arguyendo que para observar desde el faro milenario lo que uno desea, en ocasiones ni siquiera es necesario abrir los ojos: basta con cerrarlos.

A mí a veces también me da por trepar a la atalaya única de la Torre para ver lo que no percibo a ras de suelo. Con el Nordés inyectándome en la jeta el salitre y los espumarajos del Atlántico, dilato hasta el límite las pupilas de mi cerebro para divisar todas las Irlandas que se han soñado durante siglos desde la terraza de esta linterna de … Seguir leyendo

Shine on me

 

Suena Shine on me. A la luz de la Torre de Hércules, el flexo posado sobre la mesilla de Monte Alto, esta inmensa canción bien podría ser una especie de himno apócrifo de la ciudad atlántica (de esta o de cualquier otra, por supuesto). «Let the light of the lighthouse shine on me», reza el coro. Ya sabemos que cantan a otro lighthouse, tal vez al faro aquel al que se dirigía Virginia Woolf, no sé. Pero cuando oigo la palabra lighthouse, qué le vamos a hacer, se me va la mirada a la península de la Torre, que cualquier día se desata de A Coruña y se echa a navegar por el océano sobre su islote de tojos y pedruscos.

Como ya saben los lectores de mi cuaderno de bitácora, que son agudos cinéfilos, este espléndido góspel se esconde en el metraje de Ladykillers, enésima … Seguir leyendo

Tres ciudades enlazadas

Es curioso cómo, a través de una serie de bitácoras, se ha ido trazando un camino de ida y vuelta, de enlace en enlace, entre tres ciudades blogueras: A Coruña, Barcelona y Zaragoza. Uno puede partir de aquí mismo, de esta ciudad atlántica suspendida en los puntos suspensivos de Estíbaliz Espinosa, y brincar al Hotel junto a la vía que tiene abierto Álex Nortub en Barcelona. Allí, en BCN, se puede uno quedar plácidamente en Hasta Elena, en El lamento de Portnoy, en la web de Vila-Matas (que tiende al blog, sólo que nos tiene a la espera para crear expectación), en Semper Tremulusa o en Iceland bailout plan (9). En caso de lluvia, siempre puede uno cobijarse bajo el Paraguas en llamas de Jordi Mestre o emprender, sin más rodeos, el vuelo hasta Zaragoza para aterrizar, por ejemplo, en la biblioteca de Antón Castro. … Seguir leyendo

Monte Alto

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Seguimos con la literatura de viajes. De viajes hikikomoris por el barrio, claro. Hace ya algún tiempo (5 de diciembre del 2003) publiqué en La Voz de Galicia esta columna, auténtica apología del barrio: Monte Alto.

La ilustración, de Luis Seoane, pertenece a su álbum Homenaje a la Torre de  Hércules (Ediciós do Castro).… Seguir leyendo

La línea Maginot

Recapitulemos. Tenemos el viaje alrededor del cráneo. Y el viaje alrededor del propio cuarto. Pero hay otra forma de viaje breve, de viaje de andar por casa, que consiste en limitarse a pasear por el barrio, sin poner un pie más allá de las fronteras ficticias (o reales) de ese territorio primigenio, casi uterino, en el que nos sentimos tan cómodos como bajo la luz del flexo del hogar. A mí, a veces, me entra ese vicio de no salir del barrio. Curiosamente, he observado este fenómeno en ciertos habitantes de las grandes ciudades, que renuncian a explorar el resto de la urbe y se aferran a su rincón, a su café e, incluso, a su esquina en la barra del café. El auténtico indígena del barrio no lo abandona jamás. Es un Robinson que sobrevive con los nutrientes que encuentra en su pequeño pedazo de acera. Luego, claro, llegan … Seguir leyendo