La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Ribadeo. Me detuve en el Marinero no por el nombre, sino por el aspecto: local grande, muy luminoso, madera por todas partes… Me recordó vagamente al notable lugar de la isla sueca de Fjäderholmarna donde comí a mediados de junio. Así que, recién llegado a Ribadeo para explorar y auditar el Camiño Norte a Santiago, entré en el Marinero.

Grata atmósfera de guiris, mesas vacías –yo siempre madrugo- que luego se llenaron rápidamente hasta el punto de que daban número de espera, mucho camarero diligente y una carta amplia y sorprendentemente barata. Claro que mejor hubiera sido subir los precios y mejorar la cocina, porque lo que se come no corresponde en absoluto a las expectativas. Los callos (ricos) estaban demasiado recién hechos, y no había salsa sino agua con color. Y de la merluza a la gallega mejor no hablar, porque ignoran por completo lo que son los tiempos de cocción, con recalentón final sobre un plato ya hecho. Y no era merluza, sino pescadilla cortada en trozos tan delgados que impedían que tuviera la textura típica.

En fin, hay que salvar el servicio, las vistas y poco más.