La Voz de Galicia
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Humor internacional

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Hay lectores inquietos que piensan que la información internacional es muy aburrida. Demasiado seria. Demasiado análisis geoestratégico. Según la opinión de estos espectadores de la realidad mundial, la política internacional y sus dameros son como una eterna lección de geografía  humana, o física, o política, quién se acuerda ya de la diferencia entre aquellos mapas en blanco del cole, unos había que rellenarnos con nombres de países y capitales, y otros con los nombres de ríos larguísimos, como el Volga y sus remeros.

El lector abre la sección de Internacional y, atemorizado, huye hacia los deportes, pasa las páginas velozmente, porque sospecha que le van a propinar de nuevo una clase de geografía, de aquellas del viernes por la tarde que nunca acababan, se teme que el profesor va a desplegar en cualquier momento uno de aquellos mapas que dormían enrollados en una esquina del aula de EGB (ahora ya … Seguir leyendo

Cuestión de chicha

Anda revuelto el patio de la prensa. A la crisis planetaria (esa en la que algunos ven los mismos brotes verdes que tal vez se hayan fumado previamente) se suman en los medios de comunicación el desplome de los ingresos por publicidad y la fuga de lectores desde el papel (o sea, apoquinando) a las pantallas (por el morro). Es complicado que alguien con menos de 25 tacos pague 1,10 euros por este artilugio llamado diario, porque la chavalada se lo papa gratis total en el ordenador, la PDA o el móvil y, además, actualizado en tiempo real, con vídeos, sonido, comentarios y toda la artillería multimedia.

Umberto Eco, que tiene más de integrado que de apocalíptico, ha pasado por Madrid para sentenciar: «Hegel dijo que la lectura de los diarios por la mañana eran el rezo matutino del hombre moderno, pero no sé si mi nieto querrá rezar de … Seguir leyendo

Paradójicamente

Sólo a  mí se me ocurre citar a Bartleby, el escribiente. Su mera mención, en la anterior entrada de este cuaderno de bitácora, ha tenido en mí un efecto devastador, paralizante, como los venenos que las arañas inyectan en sus víctimas para luego poder paladearlas con sosiego. Hace una semana yo mismo me inoculé la pócima del mal de Bartleby al plantar aquí su nombre y, lo que es más grave, su legendaria sentencia: «Preferiría no hacerlo».

Por eso, hoy, aunque tendría que contar algo sobre Mario Benedetti, que también se ha ido a respirar el polvo de las estrellas, sinceramente, preferiría no hacerlo. Podría, por ejemplo, dedicar a Benedetti uno de mis Inicios de novela. Podría citar el arranque, pongamos por caso, de La tregua, que creo que empezaba así: «Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condiciones de jubilarme. Debe hacer … Seguir leyendo

La crisis tiene cara

Estoy un poco hasta el moño de que los gurús económicos (sí, los mismos que no vieron venir esta hecatombe) nos den la murga con sus augurios a toro pasado. Lo que más me indigna es la facilidad con la que manejan las cifras del desempleo, deslizándose en un mismo párrafo de los tres a los cuatro millones de parados, como si en lugar de hablar de personas estuvieran hablando de entes abstractos (tal vez por eso los gurús nunca hablan de despidos, sino de «recortes en la masa laboral», que suena más fino pero significa la misma patada en los mismos culos). Bueno, pues precisamente por eso, porque hay mucho macroeconomista que se empeña en despersonalizar este drama y camuflarlo bajo un arsenal de gráficos, es tan importante que los periodistas pongan rostro y nombre a la crisis. Por eso es importante que La Voz publique hoy el testimonio Seguir leyendo