La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Shackleton, el sublime perdedor

Ya no se fabrican tipos como Ernest Shackleton. Perteneció a aquella estirpe de exploradores británicos de finales del siglo XIX y principios del XX que, con tal de descubrir un nuevo lago o de cartografiar una colina hasta entonces inédita, eran capaces de adentrarse en las fauces del diablo (incluso en sus babas) y presentarle luego sus credenciales en nombre de la Royal Society de turno.
Una de las grandes habilidades del británico es convertir un fracaso en algo colosal. Shackleton fue un perdedor magistral, de esos que ya tampoco se fabrican. Su historia la cuenta ahora William Grill en El viaje de Shackleton, un maravilloso libro ilustrado (o novela gráfica, a gusto del consumidor) que publica Impedimenta.
A Shackleton no lo doblegó su primera gran derrota. Participó en la expedición del capitán Scott, que perdió el pulso con Amundsen por pisar en primer lugar el … Seguir leyendo

Gaziel, el cronista de la Barcelona mínima

Cuenta Enric Juliana una escena dramática, que retrata con un fogonazo la posguerra (y, por elevación, la historia de este vapuleado país). Transcurre en Lisboa, en la rúa Garrett, un domingo de abril de 1954. Se cruzan en la calle el filósofo madrileño José Ortega y Gasset y el periodista barcelonés Agustí Calvet Gaziel. Son dos de las mentes más brillantes de su generación. Relata Juliana que se conocen y, alguna vez, charlan. Pero ese domingo de exilio, hacia la una de la tarde, el periodista-filósofo y el filósofo-periodista no se dirigen la palabra: «Los dos hombres de la rúa Garrett se cruzan sin saludarse». «Todo se ha perdido. España es un erial y ambos se han convertido en espectros», sentencia Juliana.

Para no repetir la escena de esa España que se ignora a sí misma, que solo lee su propia epidermis, hay que zambullirse en Ortega, claro, pero … Seguir leyendo

Vallcorba, el editor

Agosto se llevó a Jaume Vallcorba, el editor de Acantilado. Llevaba tiempo enfermo y cuentan sus amigos que, durante el verano, se dedicó a llamarlos por teléfono para despedirse de ellos.
—Hola, soy Jaume. Llamo para despedirme.
—¿Te vas de viaje?
—No, no me voy de viaje. Me estoy muriendo.
Así se las gastaba Vallcorba, temido y venerado en el gremio, donde todos aspiran a levantar de la nada su Acantilado, sus Quaderns Crema.

Su catálogo es abrumador. Apabullante. Habría que vivir otra vida entera para poder leerlo todo, desde A algunos les gustan frías hasta Zipper y su padre. Solo por recuperar, traducir y editar un puñado de títulos ya querríamos a Vallcorba para siempre. Solo por Memorias de ultratumba, de Chautebriand; Los ensayos, de Montaigne y Vida de Samuel Johnson, de James Boswell, ya habría merecido la pena poner en marcha la editorial de … Seguir leyendo

Vallcorba, el editor

Agosto se llevó a Jaume Vallcorba, el editor de Acantilado. Llevaba tiempo enfermo y cuentan sus amigos que, durante el verano, se dedicó a llamarlos por teléfono para despedirse de ellos.
—Hola, soy Jaume. Llamo para despedirme.
—¿Te vas de viaje?
—No, no me voy de viaje. Me estoy muriendo.
Así se las gastaba Vallcorba, temido y venerado en el gremio, donde todos aspiran a levantar de la nada su Acantilado, sus Quaderns Crema.

UN INVENTARIO ABRUMADOR
Su catálogo es abrumador. Apabullante. Habría que vivir otra vida entera para poder leerlo todo, desde A algunos les gustan frías hasta Zipper y su padre. Solo por recuperar, traducir y editar un puñado de títulos ya querríamos a Vallcorba para siempre. Solo por Memorias de ultratumba, de Chautebriand; Los ensayos, de Montaigne y Vida de Samuel Johnson, de James Boswell, ya habría merecido la pena poner en marcha la … Seguir leyendo

Grandes: «Sólo vamos pisando la hierba que Galdós pisó primero»

Tras contar la invasión del valle de Arán en Inés y la alegría, Almudena Grandes (Madrid, 1960) vuelve a echarse al monte en El lector de Julio Verne, segunda entrega de Episodios de una guerra interminable. Grandes trepa ahora a la Sierra Sur de Jaén para relatar las andanzas de Cencerro y su guerrilla durante el trienio del terror (1947-1949).

—¿Ha querido crear con estas novelas unos «episodios nacionales» de la posguerra?
—Claro, esa era mi intención desde el principio: adoptar y adaptar el modelo de los Episodios nacionales de Galdós en el sentido de que en estos libros lo que yo hago es inventarme una historia de ficción para encajarla en el marco de un acontecimiento histórico real, de tal manera que los personajes que intervinieron en la historia real, en este caso Cencerro, Marzal o el alcalde vitalicio de Valdepeñas… interactúen dentro de la novela con mis … Seguir leyendo