Lo siento. Estoy en pleno síndrome Bartleby, ese mal que afecta a quienes un buen día simplemente dejan de escribir porque quedan sepultados bajo el temible lema: «preferiría no hacerlo». Creo que la maldición cayó sobre mí el día que se me ocurrió mencionar al escribano de Wall Street en este cuaderno de bitácora tejido con palabras de humo. Aunque lo cierto es que me pongo a revolver en este baúl cibernético y, entre otros artilugios de escaso valor, tropiezo en el blog con cuatro referencias a Bartleby. Nada menos. Curiosa reincidencia. Obstinación, diría. Cuatro machetazos en la clavícula (siempre esta manía con las palabras esdrújulas, qué pelma). Menos mal que la tinta se lleva en las venas y no en la osamenta. Será cuestión de hacerse una transfusión.
Quizá probando con otro Bartleby… El de Georges Perec, por ejemplo: «Un hombre que duerme». Hermosa edición recién reeditada, curioso… Ya contaré más cuando lo acabe.
Y lo de escribir… tal vez es que está germinando alguna historia que necesita una mente en barbecho. Dale tiempo…
Bicos
Iba a decir algo pero prefiero no hacerlo.
(curioso, creo que en las otras referencias tuyas a Bartleby he escrito lo mismo…).
Un abrazo
Un genio Herman Melville. Al alcance de pocos escribir acerca de la ballena blanca y del capitan Acab (menos mal que no me toco uno tan visceral en la mili), a la par que de Bartleby. Claro que yo si me pongo también me sale, pero, «preferiría no hacerlo».
«Hoy es 17 de julio, son las dos de la tarde, escucho música de Chet Baker… (…)Me he mirado al espejo y no me he reconocido. (…)Me he vuelto a mirar al espejo y he detectado en mí un cierto parecido a Watt, aquel solitario personaje de Samuel Beckett. (…)»
¿Te suena? Busca, busca… una pista… detrás está Vila Matas… pero no está solo… Ánimo!
Pues me suena al tono de «Dietario voluble», pero no recuerdo ningún pasaje así… ¿Qué tal todo por ABC? ¿Ya eres una Luca de Tena más? Un beso