«Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquéllos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya».
Ya sé que está de moda ningunear la literatura de Camilo José Cela. Ya sé que hay mucha gente que se ufana de ignorar sus libros amparándose en las boutades que soltaba con frecuencia el personaje público CJC. Ya lo sé. Pero, a pesar de todo eso, a mí me sigue pareciendo un enorme escritor. Y este arranque de Pascual Duarte es un ejemplo de cómo Cela sabía manejar, como muy pocos, la mezcla de violencia y ternura que hizo grande su narrativa.
Cuando algunas frases se leen tranquilamente y no rápidamente, los textos tiene un sabor distinto. Gracias Luis por hacernos ver esto.
Completamente de acuerdo. Ahora lo que hace falta es olvidar de una vez por todas a Cela y redescubrir la narrativa de Cela. Pasarán unos años, supongo.
Un saludo, Luis
Ahí está la clave, Portnoy. Un abrazo.
No lo entiendo.Como dicen en mi tierra,y supongo que en alguna otra más ,que tendrá que ver la velocidad con el tocino.
Me explico;La obra de un escritor,y en este caso hablamos de un Nobel y un Cervantes entre muchos otros galardones literarios,se alaba o critica,(siempre hay para todos los gustos),pero eso ,su obra.
El carácter ,decir boutades……¿Qué tiene eso que ver con ser un escritor bueno,malo ,mediocre o lo que sea?
Luis,pasa lo mismo con la pintura y con otras muchas cosas.
Siempre anda por ahí un ganao snob,que sin más ni más,tachan a alguien de lo que a ellos les da la gana e intentan que los demás nos lo traguemos.
Dice Manuel que cuando se leen tranquilamente,los textos tienen otro sabor,cierto.En este que pones de Pascual duarte,como tu dices,la mezcla de violencia y ternura,es lo que hace grande la narrativa de un estupendo escritor.Y vuelvo a Manuel:gracias Luis por hacernos ver esto.
Saludicos
Es un arranque genial de una novela enorme, dura,seca pero, sobre todo y, como dices,tierna y violenta.Quizá lo mejor de Cela. Ahora que Saramago está a punto de asomar por estas tierras, es curioso que una de las pocas autonomías que puede presumir de tener un Premio Nobel lo ningunee.Cousas veredes…
Que quieres que te diga, amigo Luís. Quizas te pueda citar docena y media de escritores más simpáticos, pero más geniales, así a bote pronto, sólo se me ocurren tres, no sé, tal vez cuatro. Cuando leo un libro, salvo en casos como el tuyo, normalmente no conozco al autor, por lo cual lo que me importa es lo que plasma en sus fólios y como lo hace. Si es un tío de partirse de risa con su humor sano, suerte para quien con él comparta mesa y mantel. No tuve el gusto de sentarme a merendar con Don Camilo, por lo cual me quedo con el arranque de Pascual Duarte.
Gracias a ti, Manuel, por dejarte caer por aquí. Un abrazo
Nano, estamos de acuerdo. Unos están para irse con ellos de copas y otros, para leer. Qué le vamos a hacer. Un abrazo
Rodri, cousas veredes, efectivamente. Pero somos así, un poco carpetovetónicos, que diría CJC. Un abrazo.
Carmen, yo tampoco lo entiendo. Gracias por pasarte por aquí. Besos.
Luis, una coincidencia pues estoy terminando justamente La Cruz de San Andres. Un libro buenisimo y ni tan catolico asi. (risas).
Abrazos! Chico