La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Dicen que cuando somos jóvenes amamos los suburbios y lo sórdido y que, a medida que envejecemos, buscamos el centro de las ciudades y los escenarios luminosos. Es como si una brújula secreta nos llevase a rastrear las huellas de esa luz que vamos perdiendo. Volvemos entonces a los lugares de los hechos, esas calles, esquinas y paisajes que son lo que hemos sido, como esa ventana que en el jardín de San Carlos se abre sobre A Coruña; o la escalinata que en Lugo baja de la plaza Mayor a la catedral y en la que se lee una placa con algo de Luis Pimentel, el poeta que supo ver la sombra del aire en la hierba, otro enorme poeta de las cosas minúsculas; o la Luna como una inmensa epifanía sobre las nieves de los montes Bitterroot en Montana; o la piedra de oro de la Quintana dos Mortos en Compostela; o la Merrion Square de Dublín, donde la primavera, esa palabra sodomizada en tantos versos, a veces adquiere sentido; o unos azulejos borrosos de lluvia en el carrer Petritxol de Barcelona; y tantos otros rincones en los que han quedado jirones de carne, de palabras, de ese yo infinitesimal que somos a cada paso en los lugares de nuestros hechos.

Fotografía: Merrion Square, Dublín, en 1900. Fuente: The National Archives of Ireland, www.nationalarchives.ie