Vale. Ya no aguanto más. Estoy de vacaciones hasta el 1 de octubre. Correcto. Pero el blog es caso aparte. Se merece unos mimos, que lo tengo abandonado desde hace más de quince días y se pone triste, el colega coge herrumbre y luego no marchan los engranajes. El blog es casi humano, aunque algunos apocalípticos no lo crean. Por ejemplo, el blog encaja en la definición aquella de ser vivo que estudiábamos en el cole: nace, crece, se reproduce (vaya si se reproduce) y muere.
Paro, que me estoy poniendo patafísico. Para ir calentando motores, aquí va un inicio de novela legendario. Es el arranque de Pregúntale al polvo, de John Fante. Oro puro. Habla Arturo Bandini, aspirante a escritor:
«Cierta noche me encontraba sentado en la cama de la habitación de la pensión de Bunker Hill en que me hospedaba, en el centro mismo de Los Ángeles. Era una noche de importancia vital para mí, ya que tenía que tomar una decisión relativa a la pensión. O pagaba o me iba: es lo que decía la nota, la nota que la dueña me había deslizado por debajo de la puerta. Un problema relevante, merecedor de una atención enorme. Lo resolví apagando la luz y echándome a dormir».
(Pregúntale al polvo, John Fante, editorial Anagrama, traducción de Antonio-Prometeo Moya y prólogo de Charles Bukowski).
Por cierto, ¿hay alguien por ahí?
Como no. Aquí siempre hay alguien.
Aquí estamos, al pie del cañón y de la blogosfera. Bienvenido a estos lares y que tu regreso sea pausado.
¡Pero, hombre, con lo bien que se está conduciendo el cochecito del nene! Nada, a sacarse el polvo del camino. Saludos.
Benvido, amigo Luis!!
Caray, o do tema do blog sóame e moito. Para empezar porque é viciosillo o tema. Dou fe que se reproduce. Por huevos diría, que é cando soen nacer máis criaturas. E continuando porque servidor tamén está de vacacións en septiembre pero ando polos meus blogs favoritos comentando. Menos mal que tiña algúns posts programados para A Lareira Máxica, o cal non é óbice para que ó mellor antes de final de mes acabe publicando un «en directo» e iso que para o vindeiro curso teño o firme propósito de reducir o ritmo e publicar unha media de dúas veces por semana polo xeral….
O dito, benvido Luis
Gracias por la bienvenida, amigos. Es reconfortante comprobar que 19 días después de aparcar el blog uno todavía tiene lectores (¡y qué lectores!). El regreso, como apunta Nacho, será pausado y progresivo de aquí al próximo 1 de octubre, fecha de mi retorno a la Redacción de La Voz y a la bendita rutina. Un abrazo para María Jesús, Nacho, Guillermo y Julio.
Pregúntale al polvo se sale. En realidad es Fante el que se sale, con o sin Bandini de por medio (véase Llenos de vida, que sigue asomando entre las novedades de toda librería que se precie. Esta novelilla novelón también tiene un arranque espectacular, que te animo una vez más a subir a este entrañable e-recuncho). Me acordé de ti leyendo a Vila-Matas y su ¿dietario voluble? (¿es así?). Además, me llevé a la Vilariño antológica a las antípodas, un descubrimiento que te agradezco mil. Me encantan estos farrapos,
go on.
Aquí estamos siempre Luis. Menos mal que has vuelto a la blogosfera para alegrarnos esos espacios de tiempo vacíos en la oficina. Bienvenido!
Gracias, Ana y Sabela, me alegro de que sigáis el rastro de los farrapos.
Fante es genial por sencillo e íntimo. Tiene mucho mérito convertir las tonterías personales en actos relevantes con valor para terceros.
Espléndido Fante. Me alegro que lo saques al aire, porque se lo merece. Más Fante y menos neocon.
Te (os recomiendo) Al oeste de Roma, también editada en Anagrama, en la que se incluye Mi perro idiota, una auténtica delicia que tuvo su pequeña y risible anécdota cuando se publicó la crítica en el Culturas.
Ciertamente, Félix, la clave de Fante reside en su pegada, directa al estómago y al cerebro del lector. Gracias por las recomendaciones a Ana y a Jorge, que seguiré al pie de la letra, sin dudarlo. Pero Jorge, amigo, no nos dejes así ahora, tienes que contarnos/recordarnos esa anécdota de la crítica del libro de Fante…
No te puedo negar nada.
La gracia de la breve novela con la que empieza Al oeste de Roma y que se titula Mi perro idiota es, obviamente, el perro. Su singularidad está en una homosexualidad activa (muy activa) que mete en las más delirantes situaciones al pobre alter ego de Fante, así que titulé la crítica que abría a cuatro columnas una página del Culturas «Fante y su perro homosexual». Al día siguiente de enviar la página, alguien me envió un correo haciéndome la siguiente pregunta: «¿En qué momento el perro de Fante pasó de ser homosexual a extraño»?
Efectivamente, la crítica salió con el título, «Fante y su extraño perro». Que no está mal y habrá quien piense que es incluso un título mejor o más sugerente. En cualquier caso, se trata, como decía, de una anécdota risible que demuestra como a veces nos la cogemos con papel de fumar.
Enhorabuena por el blog
Gracias por la anécdota, monstruo, que efectivamente demuestra que a veces los periodistas mismos nos convertimos en nuestros peores enemigos. Estoy seguro de que al propio Fante le haría mucha gracia esa historia del perro. Un abrazo, Jorge.
Espléndido Fante, pero espléndida también la traducción perfecta de Antonio Prometeo Moya. Qué suerte para los lectores, ya que a Fante y a Bukowski no les puedo felicitar,sólo adorarles, le felicito a él y le doy las gracias por su estupenda labor.