La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Cedeira. ¿Miedo? Mal consejero. Con todas las recomendaciones que mandan las autoridades, que para eso están, hay que salir. No por dinamizar la economía, que también, sino porque es necesario vivir. Hay que respirar el país. Así que me he llegado a un sitio para mí entrañable, Cedeira. Y allí fui a visitar una vez más el castillo de la Concepción, ahora cerrado, y de paso ver la excavación del castro de Sarridal, que no la conocía. Conocía el castro, pero no el resultado del pequeño trabajo arqueológico, que al parecer ha sido muy fructífero. En 1968 conocí el sitio, abandonado, los cañones del castillo tirados por ahí, de la mano de uno de los grandes amigos de juventud a los que la vida separó, pero que siempre he llevado en el corazón, Arturo Cribeiro Bouzamayor, una mente brillante, un trabajador incansable. El castillo ha cambiado mucho, por suerte; el afecto no, por suerte también.