La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
Seleccionar página

m1

Tenby. Hace muchos años, en 1993, estuve en una gran fiesta galesa al aire libre que venía a conmemorar algo así como el día de Gales. Allí mandaban los nacionalistas, y con varios de su cuadros políticos estuve hablando largo y tendido. Gente educada y amable que pensaba lo que piensan todos los nacionalistas del planeta: que su país es el ombligo del mundo y, por supuesto, que un poder político lo maltrata.

Del contenido de aquella conversación sólo me quedé con un detalle concreto: su reclamación de una autopista del norte al sur de Gales, un país que sólo tenía -y sigue teniendo- unos pocos kilómetros de vía de doble carril y que comunicaban Swansea y Cardiff con Londres.

Cosas del nacionalismo: en Galicia había sido el principal opositor a la Autopista del Atlántico y aquí la reclamaban. Se me quedó grabado.

Y lo recordé hoy de manera muy viva cuando a las 9 y 6 minutos de la mañana arranqué el coche en la punta norte de la ciudad de Bangor, allá arriba, buscando Tenby, allá abajo, incrédulo de lo que me decían los GPS: que necesitaría cuatro horas mínimo.

Lo peor no fueron esas cuatro horas y 20 minutos sin parar de conducir. Lo peor fueron las carreteras estrechas y llenas de cerradas curvas, hasta el punto de que dos camiones tenían que hacer maniobras en algunos puntos cuando se encontraban de frente. Y por supuesto que fui por las vías principales, sin desviarme ni un ápice por las secundarias. Unas carreteras preciosas, pero que en Galicia provocarían la inmediata protesta de todos los alcaldes correspondientes. ¡Quién les diera a los galeses contar con una como la nacional que une, por ejemplo, Santiago con Ourense! Por lo menos dispondrían de algunos kilómetros con vía lenta en las subidas, porque aquí la realidad es que no hay ni un solo metro de asfalto desdoblado.