La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Malpica de Bergantiños. Nunca antes había comido en la Casa del Pescador de Malpica, aunque es un edificio singular que suelo visitar cada vez que voy a esa localidad de la Costa da Morte. Que voy poco aunque fui mucho. Local muy agradable, con estupendas vistas al puerto y obras del mismísimo Urbano Lugrís. O sea, una maravilla.

Ahora está lleno de gente, pleno verano, gente joven atendiendo tras la barra, mucha eficacia. Se está tan bien que decido comer allí mismo una ración de algo. La carta es generosa y los precios, muy bajos, tanto que llegan hasta mosquear un poco. Pero no, no son raciones pequeñas, sino justo lo contrario: enormes.

Puestos a buscarle algún defecto, quizás a la gente que lo lleva -sin duda desbordada por tanto cliente- le falta en la acogida un poco de lo que los británicos llaman friendly. No es que sean fríos, pero lo parecen. Una sonrisa o una palabra siempre se agradecen. O al menos lo agradezco yo.