Red Natura del río Tambre. Fin de semana sin lluvia. Como para no creérselo, vaya. Yo no he tenido suerte hoy, y perdí buena parte de la mañana porque me anoté a una visita guiada al parque de Belvís, en Santiago, y no sé cuál fue el error ni dónde está pero el caso es que no hubo tal visita. Por allí deambulé media hora, sorteando excrementos perrunos, y al fin tiré al trabajo. Sólo salí para comer, con Martín, en el McDonald’s (toda una aventura gastronómica, lo sé). Me dediqué a abrir sobres y ver la correspondencia de estos días, y me encontré con la agradable sorpresa de la nueva y hasta lujosa guía Museo do Castro de Viladonga.
De ese yacimiento tengo gratísimos recuerdos, cuando con 19 años me llevó allí a excavar Manuel Chamoso Lamas. Volví muchas veces y al final entablé una relación siempre cordial con su director, Felipe Arias, de quien ya he dicho en más de una ocasión que desempeñó una excelente labor al frente de la Dirección Xeral de Patrimonio. Y es Felipe Arias quien me remite el volumen, una actualización estupenda con un lenguaje a medio camino entre el experto y el popular. O sea, que si se va diez minutos por allí y punto final no es buena idea hacerse con esas 300 páginas en gallego, castellano, inglés, francés y alemán. Pero si se tiene un mínimo interés está justificado el autorregalo (¡o el regalo a terceros!). Fotos históricas (ahí está la excavación, siempre inconclusa porque siempre hay más tesoros -no de oro, claro está, sino de historia- que descubrir), fotos actuales, más fotos de objetos, dibujos didácticos… Un único inconveniente: pesa y no es de tamaño pequeño. O en otras palabras, no es para meter en el bolsillo. Es para conservar como oro en paño, porque que en estos momentos la Xunta edite algo así es para asombrarse. Gratamente, claro está.
(PD/ Las fotos adjuntas no reflejan el estado actual del castro)
