La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Red Natura del río Tambre. Mal lo tienen en Inglaterra este año. Los potenciales turistas están recibiendo impactos mediáticos negativos por una doble causa: las inundaciones y la lentitud (algunos dicen inoperancia) del Gobierno para restablecer la normalidad: hay aldeas que se han pasado dos meses aisladas por completo, islas en medio de lagos, sobre todo en Somerset. Cierto es que basta que vengan cuatro días de sol para olvidar todo ello, pero son (somos) muchos los que decidimos y compramos los billetes con antelación. En mi caso ya tengo los billetes a Londres (desde A Coruña, el aeropuerto con el servicio privado de seguridad más chulo y prepotente del mundo)) desde enero. Y si llueve, que llueva. Si quisiese sol volvería al Sahara, a donde parece ser que no ha llegado el cambio climático todavía. Todo se andará.

Inglaterra siempre merece la pena. Y lo digo con conocimiento de causa: este año hace 40, cuatro decenios, que pise suelo británico por primera vez, en mayo. Y por cierto, es mucho más que Londres. Pero lo que me asombra hoy es cómo en un mundo globalizado siguen siendo auténticos, para bien y para mal. ¿Que hay inundaciones y el gobierno no espabila, y eso puede costarnos entre otras cosas que los turistas pongan pie en polvorosa? Pues todos a una a echar una mano. Voluntariado a tope. Queda bien patente en esta web. Aquí, para cortar la hierba que rodea la iglesia parroquial, «que mande el alcalde a una brigada de obras», como me dijeron a mí en A Mezquita. Así están donde están los ingleses, así estamos donde estamos nosotros. Y que cada palo aguante su vela.