La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Huntingdon. He tenido la suerte de asistir a un acto de esos que es imposible que se convoquen en España: un homenaje de la ciudad de Huntingdon a la RAF (Royal Air Force) puesto que en la zona hay varias bases, operativas e importantes dentro de la estructura de esas fuerzas aéreas. Debe de haberlo de vez en cuando. Reunió a los políticos locales y regionales, que hicieron el discurso esperado -agradecimiento, unión con el pueblo, etc.- y a los representantes de esas bases y de otras ramas de los ejércitos, con mucha parafernalia de saludos dirigidos por una soldada (esto es una provocación a aquellos que intentan adulterar la lengua española) con dos medallas. Un centenar o algo más de vecinos se dieron cita en las vallas, en la plaza del ayuntamiento.

Pero lo más llamativo fue el homenaje simultáneo, lleno de respeto, por los veteranos de la RAF, sentados con sus familiares en un lateral y con sus respectivas condecoraciones. Y el sumum fue cuando llegaron un par de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, aquellos chiquillos que al mando de aviones muy inferiores tecnológicamente a los alemanes se batieron en el aire en la llamada Batalla de Inglaterra y, con su victoria y un enorme sacrificio en vidas, evitaron la invasión nazi de la isla, dando un giro de 180º al desarrollo del conflicto. Sinceramente, emocionaba verlos, apenas sin poder andar, todas las miradas puestas en ellos.

Antes del comienzo oficial, dos cargos políticos, con su vestimenta colorida, saludaron uno a uno a todos ellos y, ante mi sorpresa, se dirigieron luego a mí para conversar un rato distendido, antes de seguir saludando a los presentes. Un ejemplo de democracia que conviene copiar en España, acostumbrado a tanto político estirado.