La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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St. Ives. Segunda vez en la afamada St. Ives y espero que sea la última. No porque este pueblecito de Cambridgeshire carezca de historia -¡vaya si la tiene!- ni que no conserve monumentos de interés, como sus dos iglesias o su conocido puente medieval con capilla colgante incluida (a veces los camiones forman un tapón que estropea todo, como se ve en la fotografía), sino por su desestructuración como localidad.

En contra de lo que pasa en toda Gran Bretaña, las señales dentro de su pequeño casco -el histórico y el moderno- escasean hasta el punto de que sólo después de haber caminado 25 minutos justos a paso largo por sus calles di con su amplia, algo oscura y bien dotada biblioteca. Por supuesto, a la sombra de un enorme supermercado y sin ninguna señal que indique que está ahí no en la otra punta.

Se respira la inexistencia de un sentido colectivo en la villa. En las calles, gente con tan poco estilo como menos elegancia posee la localidad. Los británicos utilizan la palabra cosy, similar al encanto español. Seguro que muy pocos la pronunciarán aquí.

Incluso hasta frente al supermercado hubo que poner un pequeño monumento rodeado de flores hecho con la colaboración de los escolares locales y llamado Spirit of St. Ives, inequívoca señal de la inexistencia de este. Hay también un par de señales indicando dónde están los toilets, y muchas y muy claras apuntando por dónde se sale de la localidad, cosa que voy a hacer yo inmediatamente.