La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Houghton Mill. Sólo por ver en pie el magnífico molino de Houghton, sobre el río Ouse, ya merece la pena haber pagado la cuota anual del National Trust, organismo que lo mantiene y cuida. Con un grupo de voluntarios atendiendo a los cientos de personas que lo visitan en este domingo, el molino tiene aires de fortaleza, con sus cuatro pisos. O de castillo de naipes, porque los suelos y buena parte de las paredes son maderas de corta longitud clavadas de forma muy irregular. Tanto que desde cualquier punto se ve a través de los tablones el piso inferior. Hay una cierta sensación de peligroso desequilibrio, de que todo va a venirse abajo en cualquier momento, a lo que contribuye el ruido de su enorme ruido de paletas y las vibraciones constantes que transmite, algo que no desanima a nadie, a lo que se ve.

Dentro, mil y un cachivaches. En España se diría que está musealizado, y tanto se contemplan fotos o cuadros de antigüedad como se observa el río con un telescopio como se dibuja en la pizarra lo que se ve en el Ouse. O se compra un libro de segunda mano o se pierde el sentido del tiempo viendo cómo desciende la harina molida.

Sobresaliente. Y gracias al National Trust. ¡Ah, por cierto! La entidad británica tiene tantos miembros como la Asociación del Rifle estadounidense.

Sobran comentarios.