La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Huntingdon. Inglaterra me sigue asombrado 40 años después de haber puesto aquí ambos pies por primera vez. La gente joven viste de una manera no estrafalaria -eso se dijo siempre de los jóvenes-, sino absolutamente descuidada. Aquello de la moda y el estilo británico pasó a la historia, sin duda alguna. Ahora nadie se cuida -los hippies sí cuidaban su cuerpo-, los tatuajes más bastos invaden la piel, las grasas se mueven sin control y todo el conjunto es cualquier cosa menos erótico.

Y eso dura hasta la cuarentena. Luego, mucha moda informal, casi no hay tatuajes -no se habían socializado cuatro decenios atrás- y menos grasas bamboleantes. Las hijas de los luchadores en la Segunda Guerra Mundial van como siempre, con esa sencillez que parece inmutable en el tiempo.

Las diferencias son enormes. Bestiales. La cuestión es releer esto dentro de otros cuatro decenios. ¿Habrá abuelitas con las chichas desmadradas y los tatuajes doblas y casi roídos? Lástima no tener tiempo para verlo. Que alguien se acuerde de mí y que me lo cuente, por favor.