La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Stackpole Bay (Gales). El tea room de Stackpole Bay es, para mí, el mejor establecimiento del sur de Gales. Lo conocí hace ocho años y he vuelto hoy tras dar unas cuantas vueltas por el asfalto, porque la costa está tan protegida que ha sido declarada parque nacional. Además, un sendero de 299 kilómetros, el Pembroke National Coast Path, la recorre, la mayor parte de ese recorrido pegado a los acantilados. Así que si uno quiere ir a algunas playas tan buenas como las gallegas y más limpias que las gallegas (no he localizado ni una colilla, ya no digamos un envase de yogur) tiene que caminar un buen rato y subir y bajar por el Pembroke National Coast Path, incluyendo escaleras. Es el precio del equilibrio paisajístico.

Stackpole Bay es un buen entrante del mar, la única cala digna de este nombre en la costa sureña galesa. Allí se refugia una sola embarcación pesquera (o al menos yo he visto siempre la misma) protegida por un espigón muy corto (porque el espacio no da para más) pero muy alto porque las tormentas son de aúpa. Tras la cala está la vieja casa de los botes, hoy convertida en un precioso chiringuito propiedad del National Trust. Una maravilla carísima para el cliente, que paga con gusto en tal paraíso donde sólo por aparcar cobran cuatro libras (cinco euros) esté uno 10 minutos o el día entero. ¿Personal? Sobra, entre voluntarios y estudiantes que se quieren ganar unas libras, porque aquí todos los universitarios trabajan, faltaría más.

Mesas y bancos de madera, nada de manteles, no hay alcohol y la carta es vulgar en su concepción y reducida. Pero lo dicho: este sitio es una maravilla.