La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Tenby (Gales). Comer cotidianamente no parece importar mucho a los galeses. Amanece ahora antes de las seis de la mañana y comienza la actividad, así que hasta las cinco de la tarde, que por arte de ensalmo el personal desaparece de los espacios públicos, algo hay que meter entre pecho y espalda.

Desayuno copioso, como es conocido, pero eso no llega para tan larga jornada, así que de manera continua los galeses comen, con intervalos cortos sin nada en la boca. Eso sí, siempre sin alcohol, porque lo contrario hablaría francamente mal del usuario. Así, caen algún té o café con bollería, quizás un helado o bien más bollería, una chocolatina o similar a cualquier hora y, por lo menos, un lunch, una comida frugal en la que generalmente aparecerá un sándwich o un plato vegetal, algún tipo de ensalada.

¿Y dónde toman esa comida? Pues en estos días veraniegos con el termómetro rozando los 20º la mayoría elige espacios públicos. En el magnífico jardín de St. Mary, la iglesia-fortaleza de Tenby, desde luego que no: la policía advierte que no está autorizado, y con la policía británica las bromas no resultan aconsejables. Pero por todas las poblaciones costeras del sur de Gales y por parajes desiertos con buena vista hay bancos y más bancos de madera, algunos dedicados a la memoria de alguien. Y se registra overbooking: entre 11.30 y 12.30 están ocupados y casi hay lista de espera. Así que si la suerte acompaña en esos momentos se levanta alguien, hay que poner las posaderas al instante sobre la madera, respirar aliviado e hincarle el diente al sándwich. Otros ciudadanos otean, esperando su momento. Y todos tan felices.