Red Natura del río Tambre. Salgo dentro de un rato para Gran Bretaña. Semivacaciones (el móvil y el portátil se niegan a quedarse solos), y además en el mundo occidental las vacaciones como se entendían hace tres décadas tienden a desaparecer a marchas forzadas, lo cual no creo que sea malo. Eso de estar al sol rascando la barriga todo el día no me parece muy productivo ni va conmigo. Espero informar a través de este blog.
Lo dicho, que me voy, aunque he dejado todo el trabajo adelantado para que los lectores de La Voz de Galicia no se pierdan la serie dominical de Naturaleza Gallega ni la página de los viernes en el suplemento Fugas, que hoy va dedicada al primer centro de bicicletas de montaña que se ha abierto en Galicia. En todos los periódicos las vacaciones nos las damos a nosotros mismos, hay que trabajar el doble antes para irse. Este trabajo es así, sin más.
Estoy encantado de coger oxígeno por ahí fuera. Pero siento perderme un acto: la presentación, hoy en A Coruña, del libro Ecos del Camino, del abogado Manuel Fuentes, un ciudadano de traje y corbata que las ha colgado en el armario y se ha lanzado a la ruta jacobea en Roncesvalles, la ha recorrido y ha plasmado sus impresiones en este volumen que se presenta hoy en el Casino a las 9 de la noche. El trabajo literario es muy correcto, acompañado de fotografías más por empeño sentimental del autor que porque vayan a decir algo nuevo del Camino. Se trata, en suma, de un diario de peregrino. De esos que con el tiempo van cogiendo valor, porque están bien hechos, porque las descripciones son buenas, porque los diálogos huyen de la vacuidad y dicen algo. Me lo he leído en tres o cuatro días, ágil, fácil de acometer. Porque, ¿qué sabríamos nosotros del Camino de Santiago si no fueran por estos diarios de peregrinos que en su momento pueden parecer hasta humildes pero que son un tesoro para el futuro? Lo dicho, animo a acudir al Casino coruñés. Y a leerse el libro, claro está.