La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Club de Golf de Meis. Aquí estoy, en lo más alto de unos montes desde los que se domina toda la ría de Pontevedra, Ons, Sálvora y la ría de Arousa, con A Illa a los pies. He mediocomido -dejémoslo así-, y en grata compañía. Me lié a pasar revista a todo lo imaginable del mundo del turismo con alguien que de ello sabe, Merelles, responsable de Comunicación de Turgalicia. Grato semiyantar. Resulta que hoy presentaban allí, en el único centro de BTT (o sea, bicicleta de montaña) las 10 primeras rutas. Conozco una parte pequeña de ellas, pero por haberlas hecho a pie, que uno no está para escalar montes dando pedales aunque me subo a mi bici todas las semanas de primavera y verano. Y las vistas son estupendas, maravillosas. Tengo que decir, porque siendo amigo de mis amigos más lo soy de la verdad, que estaba Rafa hablando a los periodistas, y Rafa es no sólo un caminante estupendo sino una persona que está batiéndose el cobre por el senderismo y, ahora, por las rutas para BTT. Desde luego, si el resto de los presidentes de Diputación (¿Qué hizo Lugo, por ejemplo? ¿Qué hizo A Coruña?) copiaran, al igual que los conselleiros del ramo, otro panorama habría en Galicia.

Desde luego, el turismo de BTT es secundario, pero imprescindible. Da un toque de modernidad, de futuro. Así que no me duelen prendas a la hora de aplaudir la iniciativa en este país que menosprecia el turismo hasta el extremo de que el conselleiro de Medio Rural acaba de anunciar que se construirán piscifactorías en Red Natura. O sea, para empezar -esto no lo dijo él, lo digo yo-, en cabo Touriñán. Con un par.