La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Zoo de A Madroa (Vigo). Ha tocado zoo. Hace cuatro años que no estaba aquí en el zoo de A Madroa, en Vigo, y sinceramente tenía una mejor imagen. No del recinto del zoo en sí, sino del entorno.

Para empezar, resulta intolerable que uno salga de la autopista y no vea ni la mínima señal. A la izquierda, a Vigo. A la derecha, al aeropuerto y, en la rotonda, hay posibilidad de largarse hacia Redondela. Bueno, pues a Vigo, digo yo. Así llegamos a Cabral, recorremos el par de kilómetros de la avenida y ya en el centro de la ciudad, al fin, cuando empezamos a echar humo, aparece un indicador. O sea, a subir en paralelo a por donde hemos bajado. Aquello es suburbano, una muestra del caos urbanístico a pesar de que haya casas bonitas. Y así gano la explanada, aparco el coche, suspiro enojado y nos vamos al zoo, donde un cartel de la «Alcaldía de Vigo» (¡lo que hay que leer!) nos saluda. No me gusta el espacio de recepción, a Coro sí, y los dos volvemos a disgustarnos porque… ¡no se admiten tarjetas para para pagar la por otra parte muy barata entrada! A rebuscar en los bolsillos y por poco nos quedamos fuera. Tampoco se admiten en la cafetería, realmente fea con tres camareros muy amables. Para comer, algunos sandwiches (los nuestros, horrorosos) y unos platos combinados. O sea, any port in a storm, a sobrevivir. Para más inri, no existe acceso a la cafetería desde el zoo, de modo que procede negociar con la también amable mujer de la taquilla para que deje salir, entrar, y volver a salir y volver a entrar.

¿El zoo? Lo dicho: bastante bien. Es pequeño, está cuidado, se ve limpio… Estuvo a punto de ser cerrado siguiendo las directrices de la Unión Europea, pero parece que obtuvo un tiempo de gracia para mejorar su seguridad. Me lo comentaba hace cuatro o cinco meses una persona cercana al conselleiro de Medio Rural, responsable del tema: «Cualquier día les salen los leones a dar un paseo». Hombre, no sé si tanto, pero igual hay que meter doble puerta en algún sitio, como en otros zoos. Y aunque yo de eso no entiendo nada, tuve buen cuidado de asegurarme que esas puertas parecían cerradas. Con un simple y pequeño candado, por cierto.