La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
Seleccionar página

Santiago de Compostela. He comido cerca del aeropuerto de Santiago. Invitado por una amiga que a su vez se trajo a otra amiga suya a quien yo no conocía nada más que de oídas. O sea, un menage a trois gastronómico, porque cada uno pidió diferente del otro. Lo cierto es que no había mucha hambre y sí muchas ganas de hablar. Porque dimos un buen repaso a la actualidad y le hicimos un traje a más de uno que a estas horas le debe de estar picando la espalda.

Lo interesante es el sitio, mucho más atractivo que en los fines de semana, que se suele llenar: el Bello, que también es hotel. Buenos pescados (yo tomé lubina salvaje), bien presentados, trato notable y concepción acogedora del comedor. No puedo decir si caro o barato porque, como anticipé, volví a ir de gorra. En las ocasiones en que había ido antes y pagado, barato no salí, pero se come lo que se come, amigo, así que las cosas hay que pagarlas.

Eso es lo que hay. Con encantadoras compañeras de mesa así uno tiene ganas de recuncar. Aunque sea pagando, claro, que no todos los días son jueves.