Red Natura del río Tambre. Fue Carlos Ocampo quien convenció al fotógrafo, el incansable Manolo Marras, para llegarse a Parga, en Guitiriz. Al parecer, Carlos veranea, o tiene alguna casa o algo así por esos pagos. No lo sé exactamente. El caso es que con premeditación y sin decirme nada ambos se fueron hasta allá y volvieron con un excelente reportaje gráfico que hoy se puede ver en La Voz de Galicia, dentro de mi serie dominical Galicia Bonita, que por cierto ya va a cumplir dos años de vida.

Yo ya conocia Parga, por supuesto, y tengo que admitir dos cosas: que hay un notable trabajo por parte de la alcaldesa, Regina Polín, que está dando sus frutos embelleciendo y dignificando el extendido pueblo; y que los habitantes de Parga tienen un cierto orgullo de ser de ahí, ese orgullo tan atlántico del que por aquí estamos algo faltos. Algo tiene que ver también la activa Comunidad de Montes, cuyo presidente es el ejemplo más vivo de que se puede ser un tipo incansable a pesar de que el carné de identidad diga que ya han pasado unos cuantos años desde la fecha de nacimiento.

Quien vaya hasta allí no se encontrará con nada espectacular, sino con una de esas localidades muy gallegas con edificios restaurados. El jardín grande pegado al río, lugar de encuentro y de juegos, es estupendo. Dos templos y uno más si nos llegamos a lo que queda del castillo, ya en otra aldea de la que emana un olor a ruina ¿Qué falta? Pues quizás más flores, más decoración personal. Pero realmente fue un placer llegarse hasta allí un día entero a elaborar los textos de la Galicia Bonita.