La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Santiago de Compostela. Me he llegado al Obradoiro -donde había mucha gente pero que de lleno, nada- sólo por ver la actuación de los magos profesionales de Galicia. A los hombres (y creo que una sola mujer) no se les había pasado el rebote que agarraron cuando desde el Xacobeo les dijeron que no había ni un euro para ellos. Por primera vez, que ya hay que ser osado. Porque en los otros Xacobeos bien o mal fueron tirando y alegrando el Camino. Así que esto es lo que hicieron desde O Cebreiro: animar el Camino al mismo tiempo que denunciaban sus penurias económicas siendo Galicia, aseguran, la comunidad con más congresos y premios internacionales dentro de su sector. Y desde luego el personal estaba rebotado, porque mira que había periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos, y no se cortaron un pelo en una crítica dura y elegante al mismo tiempo.

Lo de menos es que al final hicieran un truco impresionante: soltaron unas docenas de mariposas por el Obradoiro adelante. Yo estaba a dos o tres metros de ellos, con los ojos clavados para ver el truco y juro que no me enteré cómo de repente cada uno de ellos hizo volar una inexistente mariposa. «Son de papel», dijo una avisapada peregrina. Dos de los animalitos se posaron en mí y hasta parecía que copulaban -no es broma estúpida-. Eran reales del todo.

Pero eso, lo importante es cómo no se ve que hay que dinamizar el Camino. Y que los magos son un instrumento perfecto para ello.