La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Santiago de Compostela. Estaba yo por la llamada alta montaña lucense -o sea, la entrada del Camino Francés a Galicia- cuando recibí la llamada de Elena Goyanes pidiéndome que asistiera al cóctel de presentación de la pulsera peregrina Hitos del Camino. A mí eso de los cócteles no me va mucho, pero tampoco era para desairar a una amiga, así que tira de Land Rover -¡que sigue funcionando, milagro apostólico compostelano!-, llega a casa, date la obligatoria ducha, cambia de ropa, cambia de coche y a la joyería Jael de aplaudidor. O sea, a hacer bulto. O al menos eso creía yo, porque la altitud me debía de haber obnubilado o bien a Elena le pasó lo mismo con tanto preparativo: no se daba un paso allí. Resulta que la idea cuajó de tal manera que amigos, clientes y potenciales clientes acudieron en masa, y el problema fue entrar. Logré, con más esfuerzo que el que cuesta subir las rampas entre O Cebreiro y Liñares, dar un vuelta completa saludando aquí a la gerente de todos los Caminos, Isabel Chousa -como siempre, elegancia en persona; a ella le deberá quedar bien la pulsera-; allá a siempre sonriente y jacobea Pili Cuíña; acullá al catedrático José Manuel Iglesias -otro excelente especialista en la Ruta-; por la izquierda a Luis Celeiro y a Mery, siempre amigos; por la derecha a Telmo y a Tania; a Javier Goyanes que destacaba por su altura, a Miguel, el informático y cuyo apellido nunca supe que contrastaba con el anterior… Y así todo.

Pero la cosa es que ha arrancado la pulsera. «Otra cacharrada más», pensará alguien. Pues en absoluto. Porque cacharraditas de a dos o tres euros y calidad infumable hay centenares por el Camino adelante, sólo es necesario desplazarse un día al Cebreiro para comprobarlo. Lo que no existía es un objeto elegante -y, por lo tanto, más caro, por suerte- que sirviera de recuerdo del paso por el Camino y por Santiago. Y eso es tan necesario como disponer de vinos de a dos euros el litro y otros de a trescientos, por decir, algo, la botella. Tiene que haber Dacias y tiene que haber Mercedes. Por eso le doy la bienvendia a Hitos del Camino, una pulsera peregrina. Y viajera, por lo tanto.