O Cebreiro. De una punta a otra. He llegado el viernes a las tantas de París y tras dormir unas horas arrancamos para O Cebreiro, donde estuvimos ocho horas comprobando que no hay mucho ambiente, no, con pocos peregrinos. O, para ser más exactos, los justos: el albergue lleno, la mayor parte de las instalaciones privadas también y poco más. La alfuencia no es tan grande como otros años y nadie vagaba de un sitio a otro buscando una habitación tirándose de los pelos ante la proximidad de la noche, como otrora solía ser habitual. «Este no es el mejor mes», decía con cierto laconismo esa musa local que es Pilar Valiña, que se lo sabe todo de su localidad y del Camino. Y no lo parece, no.
El caso es que me llegué a O Cebreiro para recibir a los participantes en el Encuentro de Autores en el Camino. O sea, al autobús que procedía de Estella y que en tres días rodó por suelo gallego. Ahí venía un montón de amigos -Apecsa, la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago, es la entidad que más participantes aporta; por algo será- y entre ellos Grethe Christensen, danesa de pro, excelente hispanista y excesivamente humilde. Así que les dimos la sorpresa, recorrimos O Cebreiro un poco a uña de caballo porque iban con gran retraso (¡dos horas y media!) y vuelta a casa. Un poco derrotados sí que estamos, pero esto no para: esa tropa llega mañana a Santiago y habrá que estar para darles otro abrazo.