La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Moussy le Vieux. ¡Menos mal! Tras la peripecia por el Charles de Gaulle adelante –el aeropuerto más caótico del mundo, por lo menos mucho más que Tinduf en Argelia- me encuentro con Corine y Patrick, a quienes conocía de varios mails y de una foto. O sea, a los dueños de la casa que he alquilado para pasar estos días de semiasueto, pero de lo que se trataba era de darle una sorpresa a Coro por su cumpleaños. Una maravilla de pareja –y de hija- que me han recibido con los brazos abiertos en su gran casa con todavía mayor jardín.

El piso es estupendo, además de que lo estreno yo. Muy acogedor, sin lujos innecesarios, con calor de hogar, con todo lo necesario (desde lavavajillas a café y té). Y por cada semana, 350 euros. O sea, la mitad de lo que se paga por España adelante. Por ello yo puedo permitirme viajar a París –Karmen Freixa me tomaba ayer el pelo en el post anterior- pero no soy lo suficientemente rico como para pasar la misma cantidad de días en Asturias, por ejemplo, lugar que sinceramente me encanta. O en alguno de los escasos apartamentos gallegos. Contradicciones de eso que se llama mercado y que está apretando los bolsillos de los de siempre. O sea, que todavía quedan refugios. Y si no les gusta París, váyanse por ejemplo a Dinamarca. Ahorrarán dinero.

Pero lo dicho. Hoy eché una charlada con Patrick (maneja un español aceptable) y Corine. Un gustazo, la verdad.