La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Pontevedra. Si yo fuera un cronista social a lo Josemi, que desde luego no lo soy, tendría abundante materia prima para escribir este post y unos cuantos más. Es lo que tiene llegarse al Pazo da Cultura, en Pontevedra, para asistir a la entrega de premios de la Asociación Galega de Xornalistas e Escritores de Turismo, de la que formo parte.

Iván Piñeiro y Telmo Rodríguez se unieron a la comitiva por aquello de poder tomar una copa en el cóctel sin miedo a Tráfico, y allá nos fuimos los tres previa parada en una bodega de Rías Baixas cercana a Cambados, donde el debate fue si los vinos tenían que costarle menos al cliente en la propia bodega que en el comercio o no. Muy buen nivel de público (casi lleno el enorme salón), políticos (claro) y la flor y nata de la hostelería gallega.

Lo de menos es el acto, nada pesado, por cierto (un poco más de una hora, todo despachado), sino que lo que importa es el contacto humano y el abrir las orejas para ver qué se cuece aquí y allá. Saludos en cadena, claro, con la siempre elegante Marisol del Pazo da Nugalla que queda en llamarme dentro de unas semanas, mientras me comenta Elena, la dueña de la Casa de Costoia. Andan por ahí Suso y María de A Parada das Bestas, finalistas en uno de los premios, al igual que Javier Goyanes (no lo premiaban a él, sino a Pazos de Galicia, la marca de calidad que preside). De Teresa Campos ya no hablo porque la mujer ha debido de adelagazar un par de kilos, toda la noche de arriba para abajo, al igual que Ana, la incansable fotógrafa. Luego apareció la tropa de la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago, con Lois Celeiro, el entrañable Palmeiro y José Salgado al frente. Carmen, de Porto do Son, también se dejó caer por aquí con su madre; tiene un restaurante precioso en pleno centro, que cerrará ahora unas semanas por merecidas vacaciones. Merelles, un buen amigo de los amigos y que sigue dando guerra en Turgalicia, acudió a saludarme, y la casualidad hizo que luego me sentase al lado de su jefe, Suso Pereira, el boss de esa sociedad encargada de la promoción de la imagen turística de Galicia.

Y son las tantas. Telmo e Iván han dado mejor cuenta que yo de los magníficos pinchos (sobresaliente alto para Monchi, que no sé qué firma es pero que se ha encargado del cóctel). Es hora de volver.