Samos. El regreso al monasterio de Samos resulta impresionante en su sentido más literal. Su iglesia cenobial se ve esplendorosa, amplia, con el San Anselmo con gafas que parecen de motorista. «Es que era filósofo, y los filósofos ven las cosas de manera distinta a como vemos nosotros», reflexiona el padre prior. El hombre se detiene un segundo, le da vueltas a la cabeza y añade: «Aunque, si lo pensamos, filósofos somos todos». También lo era, a su manera, el padre Feijoo, que vigila pétreamente su claustro. Todo está impecable, hasta el río que lame los muros, y las enormes pinturas de las paredes del interior. Algún benedictino hace de guía de un grupo (de 10.3o a 14.30 y de 16.30 a 18.30) y se para ante «el lado oscurso, el ocio, la tentación, que tiene el fraile». Espeluznante, pero la interpretación de los enormes murales es muy interesane y desconocida para la mayoría de la gente. Hasta Lois Celeiro, que anda por Samos dirigiendo un curso sobre el Camino de Santiago, y el gurú de la vía de peregrinación que es Víctor L. Villarabid no se conocen la historia de las pinturas con detalle. Eso sí: si los murales estuvieran en el Prado o en un castillo francés iríamos allí de paspanes a formar colas interminables. El tesoro está aquí, en casa.
Una maravilla, una maravilla.
Bienvenido con un poco de retraso. Acabo de incorporarme de la vacaciones. Cuando marché estabas por tierras civilizadas del norte de Europa y ahora te encuentro de viajero por Galicia, ya de vuelta. Por cierto, comparto tu enfado con la seguridad de los aeropuertos. Entre eso y la hipocresía de no poder meter los líquidos que luego si puedes comprar en las tiendas del aeropuerto y embarcar, ¡dan ganas de darse de baja de la ciudadanía europea!
Espero que la vuelta haya sido llevadera, que las vacaciones hayan estado genial y sigo tomando nota de las recomendaciones viajeras.
Un saludo, Susana V. Fraguela
Bienvenida, Susana. Sí, mi viaje escandinavo queda bien atrás. Menos mal que en Galicia tampoco hay para aburrirse. Y lo de los aviones es de escándalo, comenzando por esos cacheos absolutamente ilegales.
Creo que conocemos bastante bien las pinturas de de Samos, si no sus artes y composiciones, si las motivaciones.Tu convecino de A Coruña, José Luis Rodríguez, que a ‘base de huevos’ pintaba, tenia los apoyos que hoy tienen tantos y por ello fue a pintar a esas galerías, algo que nuca se debió hacer. Luego de los dos restantes respetamos la Historia de San Benito, de la monfortina Celia Cortes y rechazamos las del señor Navarro, tanto por el escándalo ocasionado, ‘in situo’ como por ser el autor da tantos dibujos de aquellas celebres de ‘caixas de mistos’ reflejando el arte de la pintura española Mira di había apoyos y subvenciones. Una vez más los monjes de Samos fueron engañados.
No conocía los detalles, claro, y te los agradezco. Pero los monjes enseñan las pinturas con mucho orgullo y no hablan nada de engaño.