Red Natura del Río Tambre. Ayer, una vez que terminó la presentación del blog Minimundos que se curran las estudiantes de la Escuela de Turismo-CENP, recordé que había invitado a comer al gastrónomo Telmo Rodríguez a un sitio que había descubierto él y lo había puesto muy bien (con su estilo sobrio) en su blog, Intergourmet: el Bistrot Ratatouille. Como también había venido a la presentación de Minimundos el fotógrafo y amigo José Salgado, lo liamos (cosa nada difícil dado su buen carácter) y allá nos fuimos los tres. Iba a decir de riguroso incógnito, pero Mónica, la dueña del bistrot junto con Frank, es de Pontedeume, y Bea, la mujer de Telmo también nació allí, así que el resumen es fácil de imaginar: a él lo reconocieron bien reconocido.El sitio debe calificarse de muy agradable, sin lujos pero con una gran armonía estética, exposición de fotos en gran formato, luminosidad en las mesas cercanas a la calle Emilia Pardo Bazán (se localiza en el número 25), más intimidad en las interiores. Barra convencional al fondo a la derecha (quizás lo más vulgar de todo). Rapidez en el servicio y cordialidad nada chabacana. Frank se da una vuelta al final y le explica a Telmo cómo se hacen unas tostadas con camembert, que la cosa parece que tiene su ciencia.

Con la mano en el corazón, cuando Telmo hablaba de precio bajo no pensé que fuera tan bajo. ¿Hay truco? Pues no lo parece. Cocina de autor, fuerte influencia francesa (de allá vienen uno y otra), raciones tirando a grandes y muy bien presentadas. Según su web, parece que tienen planes de no quedarse en el mero servir comidas. Pero eso está verde, así que vamos a darles un margen de tiempo para ver cómo evolucionan.

Lo único que siento es que no haya otro igual en Santiago, donde, con pocas y honrosas excepciones, o se come en plan menú del día batalleiro o tiembla la cartera. Claro que, como dice un amigo, «en Santiago no paga nadie: siempre va a la cuenta de las empresas o de la Xunta».