La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Alicante. O gran madrugón o unas horas libres por Alicante y coger el avión más tarde, en otro día claro, luminoso y con el eterno zumbido de coches que llega diáfano al piso 19 del hotel Tryp Gran Sol, donde tengo una habitación individual con una impresionante vista sobre el puerto deportivo. Del hotel, de cuatro estrellas, mejor no hablar.

Madrugó Paco Singul, que a estas horas ya debe de estar en Santiago. Pero yo, no, entre otras cosas porque una vez acabada la mesa redonda en la que participamos ambos nos fuimos con Luis Ulloa a tomar algo por las estrechas callejuelas del casco viejo. Luis Ulloa es el hombre del Xacobeo en el Levante, y lleva por estas tierras 11 meses en una promoción constante y a lo que se ve eficaz. Él guía y tras una parada en un clásico, El Jumillano (ya se lo imaginan: un torero), llegamos a las calles taponadas por terrazas y varios cientos o miles de jóvenes, fauna autóctona que no se ha enterado de que hay desaceleración económica y que, además, no debe de tener nada que hacer mañana. Y es que en Alicante, como en todo el Estado, resulta que no es día festivo. Pero nada, ¡viva España y a vivir como reyes que son dos días! Es lo más parecido que he visto a un botellón de lujo, porque el sitio donde recalamos no es caro, pero llevamos horas comprobando que están acostumbrados a que los guiris paguen sin rechistar (hombre, ya me dirá: 3,5 euros por una caña en el puerto no está nada mal, digo yo).

El camarero de esta terraza, Taberna La Corona de Hiedra, es un tipo amable, legal y cubano o similar que se da cuenta de que somos nuevos en la plaza. En determinado momento ha visto a alguien con movimientos sospechosos, se da cuenta de que Luis había posado en el suelo su pequeña maleta con la muda y se nos acerca echándonos cariñosa bronca: «Tengan cuidado, aquí en las terrazas hay que tener todo agarrado. ¿Ven a esos dos moros? Pues venían a quitarle el maletín».

En fin, el Mediterráneo.