La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Dolmen de Dombate. En medio de una cortina de agua, paso por Baio (curiosamente, con algo de tiempo) y me desvío a ver cómo sobrevive el dolmen de Dombate, acerca del cual mucho (y bien) publicó La Voz de Galicia. Desde que ese pedazo de arqueólogo que responde al nombre de José María Bello se atrevió a meterse en sus entrañas, allá creo que por 1988, acudo de vez en cuando al lugar con un sentimiento ciertamente reverencial.

Pero ahora hace tiempo que no giro la correspondiente visita y casi no reconozco el paraje puesto que han construido un aparcamiento, han anulado a la brava una carretera con el fin de poder cuidar mejor el entorno inmediato y han cerrado una gran superficie que es zona de proteccion porque el yacimiento no incluye sólo un conjunto de piedras, sino la mámoa en la que estuvo enterrado y sus alrededores.

Todo eso es la cara de la moneda, porque todo eso es digno de aplauso. La cruz consiste en que hay dos líneas eléctricas con cinco postes en ese espacio y, sobre todo, que este es el reino del abandono. Un abandono del que procede responsabilizar, en primer término, a la Diputación Provincial de A Coruña, la legítima propietaria del monumento megalítico, y en segundo lugar a la pasada Administración autonómica porque miró para otro lado, incluso cuando el presidente de la Diputación pertenecía al mismo partido político.

Parece que la situación va a cambiar en breve. Se ha hecho tarde y hay cosas, como las pinturas del dolmen, que han sufrido daños quizás irreparables. Pero aquí, más que en ningún otro caso, más vale tarde que nunca. Y me vuelvo al coche ya que el agua me ha empapado. ¿Quién dijo aquello de «abril aguas mil y todas juntas caben en un barril»?