La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
Seleccionar página

Catarata del río Toxa. La fervenza del río Toxa, quizás la más conocida de Galicia pero sólo de 30 metros de altura, sigue siendo espectacular con cambio climático o sin él. No lleva estos días mucha agua, aunque sí la suficiente como para que el espectáculo no decaiga. El entorno se ve con pocos plásticos, lo cual en esta tierra es todo una excepción heroica. Las mesas y bancos permanecen en su sitio como miradores de lujo del cadoiro, sin pintadas ni golpes.

A partir de ese punto comienza una ruta que lleva al monasterio de Carboeiro. Seis kilómetros, dos horas y otras tantas de vuelta. camino bellísimo, impresionante, no muy cómodo ni ancho, pero de esos inolvidables.

Claro que no todo el mundo tiene el tiempo ni las ganas, y quizás tampoco la preparación, para acabar la aventura. Pero si se dispone de un cuarto de hora se llega al puente rojo que salva la corriente. Desde ahí es posible descender a la playa de cantos rodados que se extiende a sus pies, justo en la desembocadura del río Toxa en el Deza. Sensacional.

¿No hay puntos negros? Los hay. Para empezar, ayer unos turistas de Toledo se bajaron de su Jaguar con cara de no saber ni dónde estaban. «Buscamos la catarata del Toxa», me dijeron suplicantes. Los orienté. «¡Es que está todo tan mal señalizado…!». Sólo pude asentir, rezando para que no fueran a los miradores y contemplaran a su diestra los destrozos que causan las obras del eterno AVE: donde hasta ahora había una sobresaliente fraga de carballos ahora crecieron enormes pilares de hormigón para sostener un ¿necesario? viaducto.