Quizá se acuerden. Hace 25 años y bajo el lema “De la explotación a la educación”, miles de personas, sobre todo niños, niñas y adolescentes, convocados por más de 2500 organizaciones humanitarias, recorrieron 103 países en la Global March against child labour (Marcha Global contra el trabajo infantil) reclamando que los estados ratificaran y reforzaran las convenciones y leyes existentes sobre trabajo infantil y educación.
En 1998, el estado de la protección de la infancia contra la explotación, la trata y la esclavitud era diferente de lo que vemos hoy en día. Se estimaba en unos 250 millones los niños y niñas entre los 5 y los 14 años, de 50 a 60 millones trabajando en circunstancias peligrosas. No existía una legislación internacional para hacer frente a la explotación ni una campaña colectiva para presionar por su eliminación.
400.000 niños se alimentan mal en España. El presupuesto en casa no da para una dieta variada.
700.000 niños no pueden permitirse gafas. Ven mal la pizarra, la lección no queda clara y fracasan.
Y hoy te toca a ti. Te toca demostrar que este es un país que vaya a tolerar que se juegue con su infancia.
Hay un millón de niños con el abrigo puesto en casa.
Números que averguenzan y congelan el futuro… de España.
España es, tras Rumania, el país de la Unión Europea donde a más niños y niñas les toca malvivir. Demostremos que este país no los va a abandonar a su suerte.
No suelo mirar las campañas publicitarias de las grandes ONG. En la mayoría hay un debate interno permanente en su enfoque publicitario para captar donativos y nuevas socias: entre el más racional de defender los derechos de las personas en … Seguir leyendo
Vaya si hay ignorancia. Esta semana me sorprendieron las reacciones, la mayoría de simple machismo y aporofobia, sobre la buena noticia de que el estado asumirá las bajas por reglas dolorosas.
Me acordé y creo obligado compartir esta reflexión sobre los factores de discriminación machista vinculados con la salud, a propósito de la endometriosis y del sufrimiento inútil y absurdo de millones … Seguir leyendo
El nuevo presidente del Partido Popular acaba de presentar suPlan de medidas urgentes y extraordinarias en defensa de las familias y la economía de España. Además de su tono educado, y en estos tiempos de fomento interesado del discurso del odio ya es mucho, lo que más ha trascendido son sus propuestas de reducción de impuestos. No me voy a referir a ellas porque poco creíbles y fiables son mientras no se diga claramente qué gastos se recortarían y sobre todo que estos recortes no afectan a las personas en pobreza, dependientes, con discapacidad, migrantes, pensionistas, acceso a vivienda, etcétera.
Si me interesó leer en algún medio referencias someras del tipo:«una caricia socialmente apreciable: subvencionar con un “pago anticipado”, una suerte de cheque, de 200 a 300 euros mensuales, a las rentas más modestas, inferiores a los 14.000 euros anuales«.
Lo más gratificante como trabajador o voluntario ha sido y es la participación social. Aprender, escuchar y tratar de ser altavoz (no portavoz) de las demandas de las personas en pobreza o exclusión, estando o no de acuerdo con ellas (idealizaciones ninguna y discursos buenistas menos),
En todo tipo de seminarios y encuentros personas expertas en lo que les ocurre bautizan con sus propias palabras las carencias del sistema público de lucha contra la pobreza. En el último realizado en Galicia el lema fue «Los derechos sociales no son una lotería» y se habló de brecha digital, exclusión bancaria o financiera y sobre todo de lanecesidad urgente de una vivienda digna, adecuada y accesible, una política casi residual en muchos gobiernos autónomos y ayuntamientos a pesar de que bajo esta situación las personas en pobreza «no vivimos, sobrevivimos”.
Tengo la inmensa suerte de estar rodeado de trabajadoras sociales (algún trabajador hay, pero escasean), la mayoría ejerciendo pero también en formación. No hay semana en que no tenga ejemplos de compromiso y coherencia, de no claudicar ante una burocracia asfixiante y aporofóbica. De comprobar lo que implica ejercer una profesión que, o es vocacional, o es dañina.
Sin embargo, a pesar de estar en la trinchera garantizando derechos y servicios sociales públicos y de su coherencia con los principios de su profesión, la sensación que perciben muchas de ellas es la de ser … Seguir leyendo