La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Dos veces doloridas. Cuando la medicina desprecia a las mujeres. Hace unos años escribí avergonzado este artículo confesando mi profundo desconocimiento de la histórica discriminación de las mujeres en la investigación y práctica de la medicina.

Y no fui yo solo el ignorante sorprendido, a las vista de las miles de veces que se compartió en Twitter la imagen con los síntomas del infarto en las mujeres, muy diferentes a los de los hombres. Con el regalo añadido de este artículo de mi admirada Rosa Montero.

Vaya si hay ignorancia. Esta semana me sorprendieron las reacciones, la mayoría de simple machismo y aporofobia, sobre la buena noticia de que el estado asumirá las bajas por reglas dolorosas

Me acordé y creo obligado compartir esta reflexión sobre los factores de discriminación machista vinculados con la salud, a propósito de la endometriosis y del sufrimiento inútil y absurdo de millones y millones de mujeres cuando tienen la regla

«La regla no debería doler. Sin embargo es aún mayoritaria esta visión sesgada y discriminatoria, incluidos muchos médicos, de que sufrir y aguantar es normal y forma parte de lo que significa «ser mujer» se denuncia en La endometriosis, la enfermedad de las mujeres ninguneada por la sociedad. Les recomiendo la webs de querENDO. Mulleres con endometriose o de la Asociación de Afectadas de Endometriosis Crónica.

Pero si quieren saber más sobre enfermedades sufridas injustamente en silencio como fibromialgia, dolor pélvico crónico, vaginismo, artrosis, endometriosis, lipedema… y tener razones para no dar ni un paso atrás en la defensa del feminismo, lean a continuación el resumen de este didáctico capítulo del estudio Género y Pobreza: Determinantes sociales de la salud y el acceso a servicios sociosanitarios de las mujeres elaborado por Graciela Malgesini para EAPN España.

Gracias Graciela

Sufrir en silencio: enfermedades de «alta prevalencia femenina

Las mujeres tienen una esperanza de vida más alta que los hombres, pero estos años de más los viven con peor salud y con más trastornos crónicos. Eso tiene un componente biológico y hormonal, pero también social por el rol que se les ha asignado. El hecho de que cobren un 25% menos, que tengan unas jornadas más precarias y que dediquen más horas o sean las únicas que realicen las tareas de cuidado del hogar, cuiden de los hijos/as y de las personas mayores repercute directamente en su salud y hace que estén más medicalizadas”.

Como consecuencia de la subordinación de género, las mujeres han asumido que deben sufrir dolor por el mero hecho de serlo. En este punto, entran en juego enfermedades que afectan sobre todo al sexo femenino, como la endometriosis, la fibromialgia, el dolor pélvico crónico, el vaginismo, la artrosis. 

La endometriosis es un trastorno crónico a menudo doloroso en el cual el tejido similar al que normalmente recubre el interior del útero -el endometrio- crece fuera del útero. Afecta más comúnmente a los ovarios, las trompas de Falopio y el tejido que recubre la pelvis (sobre el peritoneo, en los ovarios, el intestino o la vejiga), pero, con menos frecuencia, puede llegar a encontrarse en otras zonas, como la piel o los pulmones, dado que el endometrio, crece y se implanta fuera de la cavidad original. Se caracteriza por ser una enfermedad inflamatoria.Siendo la causante de aproximadamente el 50% de los casos de infertilidad que carecen de otra explicación médica.

La endometriosis, por ser una enfermedad que sólo afecta a las mujeres, es una enfermedad silenciada.

En su manifestación más corriente, implica que las mujeres que la padecen están sometidas a sufrir fuertes dolores menstruales, durante varios días durante cada mes, en los 35 años que dura la menstruación. Unos 2.100 de sufrimiento asegurado, ya que sólo se puede tratar el dolor, con tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas, no se hallado la cura por el momento.

Es una enfermedad crónica que puede provocar dolor abdominal y pélvico, durante el ciclo menstrual, así como durante las relaciones sexuales. También puede causar infertilidad y fatiga crónica, además de problemas de salud mental como depresión y ansiedad, entre otras manifestaciones.

Se ha normalizado que la mujer tenga dolor de regla, pero la regla no tiene que hacer daño. Se desconoce la causa y aunque es una enfermedad benigna, provoca dolor agudo, dificulta las relaciones sexuales y aumenta el riesgo de esterilidad en las mujeres que la sufren.

Ocho años de retraso en el diagnóstico

A pesar de su incidencia -entre un 10 y un 12% de afectadas en edad fértil, aproximadamente 200 millones de mujeres y adolescentes en todo el  mundo- el retraso en su diagnóstico en Europa es de ocho años de media después de los primeros síntomas. En España afecta entre el 15% y el 20% de las mujeres en edad fértil.

El sangrado por endometriosis puede manifestarse en cualquier lugar del cuerpo. El dolor menstrual crónico, que puede impedir que vayan a la escuela, es la principal causa de consulta entre las mujeres más jóvenes. Entre las que tienen edad reproductiva, el motivo de consulta es, además, el problema de infertilidad. El dolor pélvico crónico y mantenido y/o los dolores durante las relaciones sexuales, con episodios de quistes que pueden explotar y requerir intervención quirúrgica, se registra en todas las edades. La media de tiempo en la que las mujeres con endometriosis llegan a la consulta de ginecología es de 7 años. Esta tardanza en la atención sanitaria afecta el tratamiento y el control de una enfermedad que, por el momento, no tiene cura.

Enfermedad incapacitante, reconocida a cuentagotas

La endometriosis es una enfermedad incapacitante en casos severos. En muchas ocasiones, sus lesiones y secuelas pueden llegar a crear una discapacidad en la mujer que la padece. No obstante, para obtener este reconocimiento se debe acudir a la vía judicial, porque la Seguridad Social se niega a hacerlo. En línea con la endometriosis, existen otras “enfermedades silenciosas” como la fibromialgia, que provocan gran sufrimiento en quienes la sufren pero que no está reconocida por la normativa como motivo de incapacidad.

En 2008, el Instituto Nacional de la Seguridad Social concedió por primera vez a una enfermera sevillana una pensión correspondiente al 100% de su sueldo. Fue debido a dolencias derivadas de la endometriosis y que la impedían desempeñarse en su puesto con normalidad.

En 2020, el Juzgado de lo Social 2 de Barcelona reconoció a una paciente de endometriosis, auxiliar administrativa, su derecho a percibir una pensión vitalicia por incapacidad permanente absoluta para todo tipo de trabajo con el 100% de la base reguladora ante la denegación del Instituto Nacional de la Seguridad Social. La particularidad de este caso radica en que padece síndrome miofascial dentro del contexto de endometriosis. Esta dolencia provoca que deba someterse a infiltraciones y moverse con muletas. Además, padece una depresión ansiosa afectando todo ello al ejercicio de su trabajo.

La infertilidad no es una opción para las mujeres pobres

La endometriosis está relacionada con la infertilidad y el 50% de quienes acuden a clínicas de reproducción asistida padecen esta enfermedad. Este es un caso claro de discriminación de las mujeres en pobreza y/o que sufren precariedad laboral y económica y tienen infertilidad porque padecen de endometriosis. Existen 307 centros privados, frente a 96 públicos; además, estos están situados en las grandes ciudades.

Las mujeres con escasos recursos que padezcan esta enfermedad no pueden hacer frente a las tarifas elevadas de los tratamientos por la vía privada (entre los 4.000 y los 6.000 euros). Si optan por la Seguridad Social, deben enfrentarse a las largas listas de espera (cuatro a cinco años) para realizar el tratamiento de fertilidad y ajustarse a los requisitos establecidos por la ley 14/2006 sobre reproducción asistida, los cuales establecen un corte de edad a los 40 años (50 años en las clínicas privadas), entre otros factores.

Ocurre lo mismo con el vaginismo. Hay muchas mujeres que lo sufren, pero no se explica y muchas veces se descubre cuando quieren quedar embarazadas y ven que no pueden tener relaciones sexuales. Al no haber una causa orgánica, la culpabilización y la poca visibilidad del trastorno llegan a su máximo exponente.

Foto: EndoHuelva

Falta de reconocimiento como causa de discapacidad

La endometriosis, la fibromialgia y todas las enfermedades de alta prevalencia femenina (Fibromialgia, dolor pélvico crónico, vaginismo, artrosis, endometriosis, lipedema) comparten su exclusión del Real Decreto 1971/1999, que contiene un listado de enfermedades o limitaciones causa de discapacidad legal. Muchas de ellas son las que afectan a la salud de las mujeres y, por lo tanto, éstas quedan desprotegidas ante despidos discriminatorios y fuera del sistema de la protección social.

La Judicatura deniega con una frecuencia elevada la prestación contributiva de incapacidad permanente para el trabajo a las mujeres con enfermedades de alta prevalencia femenina. Isabel Ruiz identificó en un estudio que el 10% de hombres que padecen fibromialgia frente al 90% de mujeres tienen muchas más posibilidades de obtener una sentencia favorable que una mujer con fibromialgia de la misma gravedad.

En las 65 sentencias de incapacidad permanente por endometriosis que ha analizado Tasia Aranguez en su estudio ¿Por qué la endometriosis concierne al feminismo?, la endometriosis suele ser ignorada completamente en la argumentación jurídica y resulta irrelevante para el fallo. Es la enfermedad más negada de todas las que se mencionan en los cuadros clínicos, incluso entre la feminizadas.

Graciela Malgesini

Entrada actualizada. Original publicado el 13 de junio de 2021