La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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A veces ganan los buenos

En las películas de la infancia, o sea, las bélicas y las del Oeste, siempre ganaban los buenos. Llegó un punto en que uno incluso se lo creyó. Pensaba que la vida era justa, que era buena, noble y sagrada, como reza el poema de Lorca. Luego, la historia se encargó de desmentir esa ingenua tesis. Los malos tenían muchos recursos, muchos ases escondidos en la manga. Pero a veces, por un cúmulo de coincidencias y de trabajo honesto, los buenos, contra todo pronóstico, acaban por ganar. Es lo que ha sucedido esta noche, que los buenos, esa España que juega al fútbol en color, ha ganado a esa Alemania que, como indica su uniforme, juega en blanco y negro. Y es que a veces, como en los hermosos Western de la niñez, ganan los buenos.… Seguir leyendo

La auténtica Europa unida

Ya lo dijo aquí Miguel Piñeiro, mi vecino del piso de arriba de esta escalera que forman los blogs de La Voz: lo único que de verdad une a Europa es el fútbol. O sea, durante el curso escolar, la Champions; y en verano, cada cuatro años, la Eurocopa. Por ejemplo, los políticos tardarán años, muchos muchos años, si es que al final lo hacen, en admitir en el selecto club de la Unión Europea a Turquía, un país que hoy jugará, sin mayores problemas, las semifinales de la Eurocopa. De incorporar al gigante ruso a la UE ya ni hablamos, aunque esa misma Rusia de Arshavin se la juega mañana en la otra semifinal con los chavales de Luis Aragonés (la España que también recurre al pegamento de la Liga, que une más que la Constitución y los 17 estatutos de autonomía juntos). Por cierto, a Arshavin … Seguir leyendo

Los garbanzos

Recordábamos el otro día aquí que lo que no quería bajo ningún concepto la deslumbrante Kikí de Montparnasse era volver a comer garbanzos, menú que representaba para la musa algo así como la antítesis del champán, del caviar, en fin, del glamour o como se deletree ahora la palabreja esa que tanto marean los pijos.

Un garbanzo es el caviar de los pobres, aunque se disfrace de humus, ese plato que cuando se pide uno siempre se teme que el cocinero, perdón, el restaurador, va a sacar una palada de tierra del jardín y soltarla en el plato sin más historias. Kikí, aferrada a su fabuloso París, no quería volver al pueblo, ni a comer garbanzos. No quería dejar aquel circo surrealista en el que se había convertido su vida de modelo, amante y confesora de los grandes creadores del París de entreguerras. Nada de garbanzos, vaya.

Y es que … Seguir leyendo

Buenos Aires y Galicia, ida y vuelta

Paco nos ha recordado estos días los senderos de ida y vuelta tendidos sobre el Atlántico entre Galicia y Argentina. Galicia, de hecho, tiene bandera porque un buen día la peña, harta de pasarlas canutas en la aldea, metió cuatro cosas en la maleta y embarcó en un paquebote rumbo a América. Cuenta Xosé Neira Vilas que lo último que veían los emigrantes asomados a la cubierta de tercera del buque era la bandera del puerto de A Coruña, una tela blanca con una diagonal azul celeste, y, con la morriña ya incrustada en las meninges, se quedaron con esos colores como enseña (otro acierto que prueba que el azar hace las cosas mucho mejor que los políticos).

Así, con la bandera portuaria en la solapa del cerebro, los viajeros convirtieron a Buenos Aires, primero, en la capital de la emigración y, tras la infame Guerra Civil, en la gran … Seguir leyendo