La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Chulopiscinas

Chulopiscinas quiere ser como Cristiano Ronaldo, CR7, o como se llame ahora, con su fijador en el pelo minuciosamente alborotado, su depilación láser integral y su tableteado de diseño en los abdominales. Chulopiscinas, esencia del verano celtíbero, domina el arte de pasearse por el borde de la charca marcando bíceps, e incluso tríceps, para asombro de las nenas, que en realidad no se asombran, sino que se parten el culo de risa con las poses automatizadas del atleta. Chulopiscinas, con el paquete de rubio americano en el elástico del bañador y la mirada castigadora perforando las gafas de sol, se machaca unas flexiones a pie de toalla, qué sé yo, quinientas o mil, solo para entrar en calor y sacar brillo a la musculatura delante de las churris, que matizan que el cachas a quien se parece no es a CR7, sino a Aznar, … Seguir leyendo

Yonquis del sol

A estas alturas de agosto, como vea un jirón de nubecilla en el horizonte, el yonqui de la melanina sufre el primer ataque de pánico, porque calcula que en las tres semanas y pico que le queda al mes no va a superar el tueste de pellejo del verano anterior y solo de pensar en volver a la oficina con esa tara sobre los lomos, como uno de esos pringados que en vacaciones se van por Europa a ver museos y piedras viejas, le entra un jamacuco que se rila por la pata abajo. El rostro torrefacto padece anorexia solar: mientras los demás le sugerimos que puede ir parando de torrarse, que el único blanco que le queda es el de los ojos y tal vez (solo tal vez) el de los huesos, el adicto al rayo UVA siempre se ve paliducho, desteñido, y por eso, en vez de gastar … Seguir leyendo

La semana grande

A Mariano José querría verlo yo aquí y ahora, en la era de la Administración electrónica, ja, tratando de arreglar un papel cualquiera en una oficina pública en pleno agosto. Y, para más intriga y dolor de barriga, en la semana grande, donde lo único grande es el vacile al paganini, que para sellar un humilde folio en el registro necesita tres visitas al mostrador, cuatro tilas bien cargadas y quince fotocopias compulsadas, qué rigor el del funcionario autóctono, no baja la guardia ni en verano. Lo grande de esta semana, ya digo, es la larga cambiada que le pegan al contribuyente en todas las ventanillas, porque lo que se denomina, así en general, horario de atención al público, se reduce tanto que para leerlo en el cristal de la puerta (cerrada, claro) hay que llevar un microscopio de bolsillo encima. Al colega de Larra, en agosto del 2015, no … Seguir leyendo

Todo incluido

El todo incluido es la versión humana, algo refinada, eso sí, de esas granjas de cría de pollos en las que los animalitos, picotea que te picotea, van inflando e inflando hasta el calambrazo final. Nada más llegar al todo incluido te anillan, como a los pollos, con una pulserita verde chillón para que si te pierdes por la isla te facturen con destino al complejo hotelero cinco estrellas. En el resort caribeño, alambrado hasta el cielo para que no entren los lugareños, no te ceban con pienso industrial, sino con mojitos y coctelería variada, mientras el turista occidental, estabulado en la tumbona, perdida ya la facultad del habla, se limita a levantar la mano de la pulserita cada treinta minutos clavados para que le traigan otra ginebrita con limón, que es muy refrescante, y como hay mucha humedad en el aire no se te suben las copas a la Seguir leyendo

Bricolajes

Asoma agosto la patita por debajo de la puerta, como aquel lobo feroz y algo travelo que acosaba a los cabritillos, y la santa espera al oficinista con la recortada en una mano y la lista de arreglitos pendientes en la otra. El veraneante, que ya empieza a añorar el café laxante del currelo, suda solo con leer la lista, que no es la de Schlinder, pero casi. Pepe Gotera baja abatido al trastero a pillar la maldita caja de herramientas mientras la parienta, implacable, todavía añade al papelorio unas obras menores: pintar la casa, alicatar los baños y, ya puestos, cambiar la tarima flotante del cuarto del abuelito. El tipo, con la llave inglesa entre los piños y los ojos supurando como la niña de El exorcista, solo acierta a murmurar: cari, bonita, dile a los nenes que se me bajen de la chepa, que con tanta Seguir leyendo

Pecholobo

El anticiclón tiene efectos devastadores sobre la percepción del riesgo de algunos varones de la especie Homo sapiens. El machote, con los primeros sudores, se viene arriba y piensa que vuelve a tener veinte tacos y que todavía es capaz de sacar músculo delante de las churris. Sería cuestión de seguir al cincuentón recién divorciado, escoltado por unos antropólogos, en plan documental de la BBC, y estudiar el comportamiento del maromo en verano, que es su época de apareamiento favorita. El cachimén, inflamado por las brisas africanas y con la testosterona desbordando la tapa del cráneo, lo mismo se casca un maratón de 36 horas de futbito playero que conduce a 180 por una corredoira para fardar de cilindros o que trepa hasta el último chirimbolo del acantilado para hacer el salto del ángel sobre las olas acuchilladas por los cantiles. El pecholobo, claro, acaba desvertebrado sobre las rocas, … Seguir leyendo