Los que somos padres vivimos, por medio de nuestros pequeños, una especie de revival de la infancia. Parte de ese viaje en el tiempo consiste en recuperar algunas de las películas y series que nos chupábamos de niños, cuando sólo había dos cadenas, la 1 y la 2, y el mando a distancia éramos nosotros, los cativos. Como habitábamos en la alfombra, de vez en cuando nos mandaban de enviados especiales a la tele, a cambiar.
-Niño, cambia la tele.
-Voy.
Y allá iba uno, a darle al botón. Era un misterio por qué la tele tenía ocho botones, porque sólo se usaban el 1 y el 2, que estaban ya medio machacados, mientras que del 3 al 8 los números lucían nuevecitos, como recién pintados. Después del mando a distancia humano todavía hubo un paso intermedio antes de la llegada de estos mandos a distancia actuales, que vienen con un libro de instrucciones más gordo que el tocho aquel del Petete. El paso intermedio, a lo mejor alguno se acuerda, era un mando con cable, que se enchufaba a la tele o al vídeo y era como una liana cruzando el salón sobre la alfombra, que ya digo que era nuestra auténtica casa.
Bueno, pues con toda esta vaina nostáglica y ochentera lo que venía yo a contar es que veía entonces, con la merienda, series como Pippi Calzaslargas, que ahora le enchufo a mi niña para que vaya aprendiendo a hacerse la sueca. Le encantan Pippi, su caballo Pequeño Tío, el mono Señor Nilson y sus dos grandes amigos: Tommy y Annika. Las andanzas surrealistas de Pippi hoy en día no se emitirían por la tele en ningún canal políticamente correcto, porque claro, una niña que vive sola con un mono y un caballo, porque su padre anda por ahí haciendo de las suyas por los mares del sur, una niña que fuma en pipa y que no va a clase porque no quiere aprender a «plumificar», pues ya me contaréis adónde va a parar en un mundo como este. Creo que no han prohibido la venta de Pippi en DVD porque no se han dado cuenta todavía, pero la gente que le borra un pitillo de la mano a Sartre ya nos imaginamos qué haría con las escenas en que Pippi se pule una pipa tamaño gigante. Bueno, pues por eso precisamente me gusta que mi hija vea de vez en cuando algo más gamberro que los mundos plastificados de Playhouse Disney.
Y por eso me ha hecho sentir un poco extraño leer en lavoz.es que la actriz que encarnaba a aquella niña que dormía con los zapatones calzados ha cumplido hoy cincuenta tacos sin poder huir nunca de su personaje. Medio siglo en los lomos de Pippi. ¿Qué habrá sido del mono y del caballo?
Actualización: Viene al pelo este revival de La bola de cristal en Entrenómadas. Qué grande era ese programa.
«Del mono y del caballo»? Sería mellor dicir «del mono tras el caballo»? Grande Pippi Långstrump!!
Una serie para volver a ver por los sufridos y perseguidos fumadores, los cuales tienen que andar como fugitivos en aeropuertos, restaurantes,hoteles, etcétera. Ni tanto ni tan poco. Para los de mi época Pipi es una leyenda. Si no un icono, si un album de fotos donde recordar tiempos pasados, casi siempre mejores. Eramos niños y fumábamos cigarrillos de chocolate con total impunidad, diríamos que casi libertad.
Gracias, Kiko. Nano, es cierto, ya no me acordaba de los peligrosísimos pitillos de chocolate, que como todo el mundo sabe conducían a la autodestrucción. Un fuerte abrazo.
Jo .Que entrada tan chuli.Mis hijas vieron Pippi.Que razón tienes con lo que dices.Ahora no pondrían una serie donde una niña vive sola con su caballo ,su mono,que fuma en pipa,que no va al cole..etc,etc.Me parece que mis hijas crecieron normales viendo esa clase de series. Ahora la tele se ha convertido en pura bazofia en un elevadísimo porcentaje de lo que emite.Antes he estado viendo en el blog de Entenómadas a la bruja Avería de la Bola de Cristal.A parte de ser una gozada,lo que dice no tiene desperdicio.Eso ahora,ni soñarlo.Visionaria,esta bruja.Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor,empieza a cobrar,por lo menos en mi ,cierto valor.Saludicos
Ay, pero cuánto me gustaba Pippi. Qué gozada de historias, de personajes…
Sabes,de vez en cuando necesito estas dosis de vida televisiva. Amigo Luis, hemos coincidido, será la primavera lo que nos hace echar de menos el universo de Pipi y necesaria La bola de Cristal.
Un besazo,
Marta
Hay mundos «ficticios» tan entrañables que permanecen en la mente de todos como si en verdad existieran, si no a ver cómo podemos echarlos de menos, ¿no? Lo peor es tomar conciencia de que aquella niña, Pippi, que de vez en cuando asoma en la tele, tiene una apariencia real que ha ido evolucionando (envejeciendo) como nosotros mismos. Supongo que esto nos lanza a la realidad con total crueldad. Y duele, aunque supuestamente hayamos dejado atrás la edad de soñar.
Un abrazo.
¡Qué cosas nos llegaban entonces de Suecia y qué cosas nos llegan hoy…! Me refiero a Steig Larsson y compañía. Tanta diferencia como en la tele de entonces y la de ahora. Lo dicho, ahora si no tuvieran tonos y politonos, no la pondrían ni de coña.
Un abrazo.
Siento parecer borde, pero he de confesar que Pipi me caía gorda de pequeña. Quizás sea porque soy jovencita, del 84, y el diálogo o chistes que ella contaba me parecían un tanto cursis… por no hablar de La Casa de la pradera… sin embargo, sí que disfrutaba con otras películas que me ponía mi madre tipo Embrujada. Saludos Luis!
Hablo con la voz y el voto de ser (casi seguro) el que hace menos tiempo era un niño y todavía veía la tele a este personaje, que por cierto, recuerdo decirle a mi mamá «Mami, ¿por qué la tele se pone vieja cuando salen Pipi o Marisol?» y ella no paraba de reirse diciendo que Pipi era mayor que ella. Por supuesto, jamás le creí siendo un niño. Después, claro, me hice mayor.
Gracias, Wara. Qué sería de nosotros sin esos mundos ficticios.
Pippi con politonos no sería lo mismo, Alfredo. Un abrazo.
Creo que te gana Sabela, Brais, porque nació en el 84, pero tampoco os peléis por ser los más jóvenes del lugar, que nos hacéis mayores a los demás. De todas formas, me quedo sin duda con Pippi. Marisol y el maldito Verano azul nunca fueron santos de mi devoción. Un abrazo.
Sabela, no eres borde, no te preocupes. Sólo demasiado joven, creo. Pero, mujer, la Casa de la Pradera sí que era insoportable. Yo creo que Pippi no era cursi, sino algo gamberra, pero a lo mejor lo edulcoro todo con el paso del tiempo. También puede ser. Me alegro de verte por estos lares. Un beso.
Con tanto comentario, se me olvidaba contestar y dar las gracias a Carmen y a Marta. Me alegro coincidir con vosotras. Ya veis que las nuevas generaciones no están tan de acuerdo. Qué le vamos a hacer. ¡Un beso!
PD Por cierto, me dice aquí la máquina de hacer cuentas que este es el comentario 850 de los Farrapos de Gaita. Vaya cifra. Creo que hemos comentado mucho por aquí últimamente. ¡Gracias a todos!
Con la excusa de que a mis hijas les gusta Pipi he comprado toda la colección de la serie (16 Dvds) y poco a poco me los estoy viendo de principio a fin. En realidad algunos de los episodios me gustan mucho más ahora porque me doy cuenta de que es un personaje super moderno para la época, sin prejuicios y con una autoironia fuera de lo normal. Y menudos efectos especiales…
Algo parecido me está pasando con los famosos Barbapapás….¿me tengo que preocupar?
Un abrazo
Nada…10 de febrero de 1985, sigo siendo el más pequeño.
PD:encantado de leer y comentar. suma y sigue Luis!
Jajaja, vale, vale, Brais, eres el más joven (si descontamos a mis sobrinos, que me leen pero por ahora no dejan comentarios, y a mi hija, que todavía no lee pero que se ríe mucho cuando ve mi foto en el ordenador). Un abrazo y a seguir dando caña.
Dolores, no te preocupes, yo creo que un poquito de nostalgia no viene mal de vez en cuando. Pero yo lo de los Barbapapás sí que me lo haría mirar (es broma). Un saludo!
En realidad lo de Pippi no es sólo una cuestión de nostalgia, porque de verdad que me lo paso genial viendo los episodios (sobre todo los primeros). En cuanto a los Barbapapá, ten cuidado porque enganchan (te lo pueden decir mis compañeros de trabajo con niños pequeños).
Un abrazo
También es cierto, Dolores. Ayer mismo llegué a casa y Rosalía estaba viendo un episodio surrealista de Pippi, en el que Calzaslargas iba en una bicicleta que no tenía ruedas ni manillar ni nada, qué bueno. Lo de los Barbapapás, voy a intentar resistirme, si no te importa, que ya me llega con las sesiones de la casa de Mickey Mouse y toda la pesca. Un abrazo!