Ni Nanny, ni Supernanny. En el Reino Unido no se andan con chiquitas. Para controlar a los alumnos más revoltosos, nada mejor que plantar en el patio del cole un par de soldados o de matones. Con solo asomar un poco de tatuaje o de músculo bajo la camiseta ceñida, los chavales agachan la oreja y obedecen como corderitos en el redil. Vamos, que hasta se zampan sin rechistar el bocata de mortadela. A esta generación de pequeños respondones y mimados hay que meterla en cintura, se han dicho al otro lado del Canal de la Mancha. Por eso, un avispado director de instituto de las Midlands, probablemente con las neuronas algo alteradas tras ver el papelón de Schwarzenegger en Poli de guardería, ha abierto la veda al contratar a dos porteros de discoteca para cubrir las bajas de los maestros. El responsable de la medida matiza que no se trata de poner al cachas a dar clase, sino de que controle a las masas, o sea, a los niños, que se ve que cuando se juntan más de dos ya son una masa, un tumulto, un caos (creo que es porque los cativos se mueven mucho y, como sucede con las partículas subatómicas, resulta difícil determinar su posición). Una agencia de empleo ha doblado la apuesta y pide, para cubrir las plazas de supervisor en las escuelas, infantes de marina, funcionarios de prisiones, bomberos, atletas e incluso actores. Ya sabemos que los adolescentes son muy suyos, que a veces hasta se ponen algo tozudos y contestatarios, pero de ahí a convertir colegios e institutos en una especie de reformatorios, hay un largo trecho que ni el culturista Schwarzenegger se atrevería a recorrer.
*Columna publicada hoy en La Voz de Galicia
Se ve que no andas mucho por los institutos que hay esparcidos por Galicia adelante, porque de lo contrario, opinarías distinto.
Con cariño, un compañero tuyo de estudios.
Luis, ¿no sería mejor que las clases se dieran en un cuartel militar?
Como el cachete a tiempo lo tenga que dar un culturista, me parece que será el primero y el último.
Aunque tendría su ventaja, más adelante, conocerías a los porteros de discotecas y pubs y no te pedirían zapatos para entrar.
Pedro, me alegro de verte por estos lares. Un abrazo.
Manolo, sí, vamos camino del cuartelismo. Otro abrazo.
Brais eso sí sería una ventaja, que a lo mejor luego te dejaban colarte en la discoteca aunque llevaras playeras. Otro abrazo más.
Apuesto a que a la semana el cachas es el más gamberro de la clase, fijo.
Un abrazo.
Eso, seguro, Alfredo. Un abrazo!
Cuando leí la noticia creí que me habían puesto algo raro en el café. No daba crédito. Sí, al final puede que el más gamberro de la clase sea el cachas. Así lo espero…
¿Harán lo mismo con la educación privada?…
Fácil respuesta.
Kisses,
M