El libro, como los tigres de Bengala y demás especies en peligro de extinción, también tiene su día mundial. Lo festejaremos mañana, 23 de abril, fecha más o menos precisa (la poesía no se ciñe a las reglas del sistema métrico decimal) en la que, allá por 1616, murieron dos gigantes irrepetibles de la literatura universal: Miguel de Cervantes y William Shakespeare. No sabemos si bastará con invocar sus nombres y reunirse una vez al año alrededor de unos puestos callejeros para que el libro sobreviva a las turbulencias de un planeta hipnotizado por pantallas y artilugios electrónicos de todo pelaje. Pero, ya sea en el papel sagrado de Gutenberg o en bichos de tinta digital, el zarandeado Homo sapiens necesita más que nunca respirar a través de los libros, esos inútiles y hermosos artefactos donde palpitan los sueños de los que estamos hechos.
Esos inútiles artefactos
por Luis Pousa | Abr 22, 2011 | Columnas de La Voz de Galicia | 0 Comentarios