Agosto exacerba las tradiciones seculares y carpetovetónicas, que no son otra cosa que eso, antiguallas, pura arqueología heredada del tatarabuelo Raimundo, que fue el primero, allá por el XVIII, en pensar que tirar una cabra desde el campanario tenía su punto coñón, qué cachondo este Mundo, sobre todo si el lanzamiento de cabra se efectúa un domingo a la hora del aperitivo, con el público bien cargadito de vermús, finos y orujo a caño libre. Supongo que todos tenemos un día de esos en que nos apetece arrojar una cabra desde la torre de la iglesia, solo que, si lo haces en Finlandia, te mandan de cabeza al trullo o al frenopático, mientras que en Spain is different te nombran alcalde perpetuo del pueblo y el vuelo de cabra (sin motor) lo declaran fiesta de interés turístico nacional y, si se tercia, hasta deporte olímpico. Porque el guiri Newton habrá inventado la ley de la gravedad, pero para sacarle partido y jolgorio a sus fórmulas tuvo que llegar Raimundo con su cabra despeñada.
Yo veraneo en un pueblo que en vez de cabras desde la torre del campanario, tiran cabrones, uno por año. Aunque te cueste creerlo, me voy salvando, y eso que llevo 15 años yendo al mismo sitio.
me están gustando mucho estos artículos veraniegos tuyos.
Yo no sé, será que en el sur andamos acalorados , y yo trabajé en julio a 35º ( odio los edificio idiotas – llamados intelingentes – , creo firmemente en que son los nidos perfectos de legionelas y demás fauna, me siento mal en ellos), pero a eso tampoco hay derecho, y con los pacientes hacinados en la torre más alta de vigo, soleada todo el día y con vistas espctaculares, eso sí. Bueno, los chinos hicieron su verano , con los ventiladores, y tiendas de más solera también.
eso, temporalmente ya pasó, ando de vaciones, de vacar.
¿sabes?, estoy convencida ultimamente de que el verano produce brotes sicóticos transitorios,aparte del efecto «masa». Qué miedo las masas.
saludos
Tradiciones.. He-he-he 🙂