Asoma agosto la patita por debajo de la puerta, como aquel lobo feroz y algo travelo que acosaba a los cabritillos, y la santa espera al oficinista con la recortada en una mano y la lista de arreglitos pendientes en la otra. El veraneante, que ya empieza a añorar el café laxante del currelo, suda solo con leer la lista, que no es la de Schlinder, pero casi. Pepe Gotera baja abatido al trastero a pillar la maldita caja de herramientas mientras la parienta, implacable, todavía añade al papelorio unas obras menores: pintar la casa, alicatar los baños y, ya puestos, cambiar la tarima flotante del cuarto del abuelito. El tipo, con la llave inglesa entre los piños y los ojos supurando como la niña de El exorcista, solo acierta a murmurar: cari, bonita, dile a los nenes que se me bajen de la chepa, que con tanta colleja creo que me he tragado una tuerca del siete. Pero mira que eres blandengue. Anda, anda, que me estás dando el veranito, remacha la jefa.
*Columna publicada hoy en la sección Rostro pálido de La Voz de Galicia
Lo peor de esto es que seguro que hay algún desgraciao al que se lo han preparado así.
Saludicos.
Luís, mi enhorabuena por esta columna, no hay mejor forma de tratar los temas que con ironía y no hay día que me pierda ésto!
Gracias, Marta, me alegro de que te gusten estos disparates!
Gracias, Carmen, por todos tus cariñosos comentarios… y no pienses que yo soy el pringado del bricolaje, porque yo no voy más allá de poner una bombilla, no tengo ni idea de bricolajes…
Gracias, Emma, Nano, Enrique, Sabela, Julio… y perdón por no contestaros antes. Un abrazo para todos!!!!