A menudo la ciencia ficción es la mejor
forma de aproximarse a la realidad. No por nada,
sino porque en ocasiones es la realidad misma la
que juega a ser extraterrestre. Y cuando la realidad
que nos rodea se pone alienígena, lo mejor es abrir
un libro de Hard Sci-Fi —sí, en este emblemático
género también hay una variante hard— y dejarse
llevar a uno de esos universos paralelos donde la
vida es al menos diferente.
Por eso hay que felicitarse de que Ediciones B
recupere para el lector en español la obra del chino
Cixin Liu, auténtico maestro de la especialidad de
quien publica El problema de los tres cuerpos, primera
entrega de una trilogía que B —a través de
su sello Nova— editará en España durante los
próximos meses. Saturados como
estamos a estas alturas de la rentrée literaria
de textos convencionales y caminos trillados,
resulta más que saludable zambullirse
en esta novela llena de científicos que se
suicidan, antiguos represaliados por la
Revolución Cultural, militares expectantes
ante el advenimiento extraterrestre, astrofísicos
que husmean el cosmos en busca de
una extraña cuenta atrás, un videojuego adictivo en el que tres soles
se turnan para fulminar una civilización tras otra,
y un comisario de policía apodado Da Shi —por
citar algún personaje de esta intensa trama— que
con sus malos modales y su eterno pitillo en los
labios parece escapado de una antigua película
de cine negro.
Cixin Liu adereza El problema de los tres cuerpos
—título que remite a una clásica cuestión
matemática que estudiaron en su día Poincaré,
Laplace o Euler— con nanomateriales, aceleradores
de partículas, radiación de fondo cósmico
de microondas, algoritmos, y otros ingredientes
que alejarán de la mente del lector cualquier rastro
de tópicos o rutinas. Porque esta nada previsible
novela también nos ayuda a dinamitar los prejuicios
que arrastramos sobre el país donde se fabrica
todo. También la nueva y pujante ciencia ficción.