Para los apocalípticos de las nuevas tecnologías, conviene releer este texto publicado el 5 de marzo de 1886 en La Voz de Galicia sobre la llegada de las temibles máquinas de escribir:
Dentro de poco se habrá quizá olvidado el arte de la escritura. Las máquinas de escribir sustituyen a los mejores pendolistas con grandes ventajas.
Recientemente se ha inventado la máquina Hammond. Es un perfeccionamiento de las anteriores. Consta de un teclado en que cada tecla corresponde a una letra.
Un hombre hábil que domine el aparato puede escribir diez o doce letras por segundo. La máquina cuesta 500 francos o menos. La escritura queda con la corrección e igualdad de la letra impresa.
En adelante no será necesario saber escribir. Bastará saber tocar el teclado de la máquina y los escritos podrán hacerse con la misma velocidad que la palabra hablada, resultando la escritura una verdadera taquigrafía.