En Cataluña prohíben el arte de Cúchares, pero no dicen ni mu de otras artes taurinas veraniegas, como el encierro de turistas, a los que se lleva a punta de periódico y vara desde los corrales del autocar climatizado, por las callejuelas del casco histórico, hasta el bareto del primo segundo del guía, siempre al quite, qué industrioso. Recibe a puerta gayola, clavada la rodilla sobre el serrín escupido de la tasca, y pastorea a los viajeros, a los chupitos invita la casa, hasta que ya cabecean, amansados, y, ahí sí, el primo segundo, si la autoridad lo permite, se luce en un toreo de salón al natural. Qué zurda. No hay lance de muerte, claro, porque el turista estoqueado no gasta tarjeta de crédito, pero el cliente cuellicorto pasa por la suerte de banderillas y el castigo de varas hasta que, arrimado a las tablas, el primo culmina la faena con el rejonazo final (600 euros por dos menús del día con tintorro). El turista dobla las manos y, con la espuma en la boca, ya solo pide el descabello.
*Artículo publicado hoy en la serie Rostro pálido de La Voz de Galicia
Es peligroso ir de tapas en verano, recuerdo un día en troncoso, cuando el camarero me dijo «el pulpo aquí lo tomamos con palillo», una ola de pánico se apoderó de mí, este piensa que soy turista y me va a clavar «los palillos» hasta el fondo, así que contesté en un acto de desesperación, y poniendo el mejor tono de montealto, «buah neno y como querías tomarlo si no?», milagros del dialecto local la cuenta a «apokinar» fue normal.
De todas las entradas que has subido durante este mes me quedo con esta,aunque diciendo la verdad todas me han gustado.
Felices vacaciones,Luis.Supongo que ya deben de estar al caer.
Saludicos.
Eres único. Eso me pasará a mí en unos días, cuando empiecen mis vacaciones en un lugar, como dirían Carlos V y Franco, «donde siempre se pone el sol», o sea fuera de España. ¿Donde? Sólo te daré una pista. No es en Cataluña.