Admitámoslo: todos tenemos un cuñado que juega al pádel y nos amarga la sobremesa del domingo dándonos la barrila con su torneo interprovincial y su raqueta de fibra de carbono diseñada por la NASA. Sí, hombre, el pádel es ese deporte que parece un tenis encogido o un pimpón algo estirado, una cosa a medias, que yo creo que tiene la gracia de que el cuñado que jamás devolvería un revés en el tenis de toda la vida, en el pádel, entre que la cancha está encogida y que la pelota va, viene, vuelve y rebota entre cuatro paredes, pues malo será que el chorbo no acabe pegándole un raquetazo, aunque sea de canto, y ya se queda flipado pensando que es Federer. El pádel, mucho más que otros paraísos artificiales, es la droga del verano. Al pelma de los passing shot, cuando lleva un par de horas sin jugar, le entran temblores, sudores fríos y la mirada se le pone como perdida. Es el mono del pádel, que engancha más que la morfina. Y luego aún dirán que el deporte es sano.
*Columna publicada hoy en la sección Rostro pálido de La Voz de Galicia
Si hay algo más coñazo que un tertuliano presocrático, es un jugador de pádel. Bueno, sí hay algo más tostón. Un jugador de padel que ademas sea tertuliano presocrático. Abrazos, figura. Y te reitero mis felicitaciones por tu magnífica sección «Rostro pálido». Me arranca mis primeras carcajadas del día.
Estimado Sr. Pousa:
Soy uno de los muchos aficionados al noble deporte del Padel que tiene un cuñado que no me da la tabarra los domingos a la hora de comer, sino todo lo contrario. No hace ni un solo comentario acerca de este noble deporte. Por cierto, su pala, la de mi cuñado, no la diseño la NASA, más bien todo lo contrario. Me gustaría invitarle a jugar un partido de Padel, para que observe que es un deporte sano y saludable y que el ambiente que se respira es de lo mejorcito que se puede uno encontrar en esta vida. Referente al tema de que es un tenis encogido o un ping pong estirado, me da la impresión que es usted un tenista frustrado, porque sino no lo entiendo…
Como cualquier otro deporte que uno practique tiene tendencia a engancharse a el, con lo cual no entiendo ese comentario que usted hace acerca de que parece una droga. Jugar una vez o dos por semana no tiene nada de malo, malo sería que en vez de estar haciendo deporte estuviese uno todo el día metido en el bar bebiendo cervezas.
Me reitero, hacer deporte es sano, saludable, ayuda a estar en buena forma psicológica y física, a la vez que conoces un montón de gente y haces nuevos amigos.
Atentamente le saluda:
Un padeladicto
Amigo Luciano:
Tiene usted bastante razón en las cosas que comenta. Yo sólo apunto que también hay que saber encajar/leer las bromas o ironías de un texto, porque si nos ciñésemos siempre a la literalidad de las cosas, este mundo sería insufrible, ¿no?
Lo reconozco. Yo soy el cuñado palizas que se ha enganchado al pádel. En las sobremesas de los domingos suelto unos minutos de bla bla bla sobre lo ameno saludable y recomendable para todos y cada uno de mis sobrinos que es este juego. Pero no estamos delante de algo único en nuestra historia. En cada uno de los barrios de A Coruña había una «peña da chave». Siempre ha habido deportes generacionales. No veo jugando en los mil y un clubs de A Coruña a nadie menor de 30 años. Se trata de un deporte en el que el desgaste físico es mínimo y el aprendizaje es espectacularmente rápido. Lo que engancha es el divertimento por el divertimento. Cuando nos jubilemos a los 70! años siempre nos quedará construir pistas de pádel en las peñas da chave!
jajaja, me parece una gran idea, Santi
viva la chave!!!
Un abrazo